Si solo pudiera hurgar
con mis uñas
bajo
tu piel.
Si me dejaras
devorarme
la lengua
como almuerzo
y las coyunturas
de tus huesos
como cena.
Si me dejaras olisquearte
el olor a pis
que anida en tu sexo
o rendirme al placer
de tus axilas.
Seria
perverso,
seria brutal,
le arrancaría
gemidos de gata
en celo
a la vieja moral
putona
con sus ojitos
llameantes.
O quizás
seria
el peor de los fracasos
o el deseo
irrealizable
con la pija
muerta por la cocaína.
Nunca digas nunca
ni des por seguro
el resultado.
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