martes, 19 de julio de 2011

discrepancias sobre una fellatio

La muy puta se aferraba a mi garcha como si fuera el ultimo lugar donde una persona se sostiene para no caer al precipicio. La tragaba, la escupía, la mordía, la sacudía con furia y locura. Y mi garcha dura e hinchada después del primer pase de merca no quería largar su moco, no quería bendecir ese maltrato que sufría acabando en su cara o sus tetas ni podía mearla en revancha por aquellos sacudones violentos. Mi garcha hinchada, dura y morada de los arrebatos de una loca y el flash back de cocaína.

El muy puto me la metía por la boca como si estuviera penetrandome hasta el fondo, provocandome arcadas. Como si en mi boca en vez de dientes y encías hubiera un clítoris y un ducto urinario que diera placer. Yo lo pajeaba con buen ritmo, sintiendo esa brasa ardiendo en mi mano y en mi boca, en los espasmos de vomito, en los sacudones rabiosos que me ahogaban y me hacían sentir una actriz de pornografía amateur. Pero estaba dura, mi novio se había ido un poco más adelante y yo necesitaba si o si sentir la adrenalina del sexo, mi conchita peluda, ardiente y mojada, como un conejito en el caldo.

En el espejo
los maniquíes
reflejan carne y ojos
y órganos
amor y odio
una mueca de fastidio

La muy puta se fue dejándome al palo. El muy puto se quedo sin eyacular.
Ya no queda cocaína
pero la noche
esta bañada de estrellas
y estremecida
por una jugosa luna llena.

domingo, 17 de julio de 2011

el general invierno

La carne, el hueso, los fluidos, las venas y los cartílagos, articulaciones y vasos.
Y un moco que te sale de la pija o de la concha.
Pedos, comidas, excesos.
Vidrios rotos a las tres de la mañana,
resacas y malos romances.
Baudellaire, Rimbaud, Withman y William Faulkner
Cervezas y cervezas y más cervezas
y drogas duras

entre heladas y tempestades
pequeña
diminuta
bella
como una carga de caballería de pancho villa
o isadora dunkan bailando desnuda el himno nacional
una larva de primavera floreciendo
en invierno
(el general invierno que venció a Napoleón
y al ejercito panzer de stalingrado)

sudor que corre por el cuello
adrenalina
miedo y angustia
soledad
abandono
opresión
hospitales
muerte
un brote de amor y odio
y un buitre
como recuerdo

lunes, 11 de julio de 2011

la guerra del amor

Las sabanas revueltas. Sobre ellas un espejo, almohadas, ropa sucia, libros (Walter Benjamin decía que los libros y las prostitutas podían llevarse a la cama), el olor atrapado de la mierda, el semen y el sudor. Al costado un mate frío, un frasco con marihuana, tazas, las toallas y las paredes blancas cambiando de color ( la opresión brota de las sombras para dar lugar a los actos de la locura). No hay signos de la batalla y el silencio solo es interrumpido por los autos en la avenida. No hay rastros del dolor ni la angustia. Solo el observador comprometido con la escena comprende que aquel cuarto se asemeja a los de los ejércitos despedazados en un campo de batalla por los obuses y las esquirlas de la metralla. Un zapato viejo reclama su inocencia.
Todo es derrota en la guerra del amor.

viernes, 8 de julio de 2011

ojos ciegos bien abiertos

Los ojos negros miraban fijo en el techo. Buscaban algo, una mancha, una sombra, una mosca, un cadáver, una escapatoria, un amor, una solución al hambre del mundo, la luna y las estrellas. Los ojos negros tienen fuego. Una pequeña boca carnosa los enjuaga con la lengua. Chispazos de piel blanca y sudor. Los ojos negros contemplan un pequeño infierno donde perecen las vanidades y las fantasías.
En el corazón de la historia, entre la figura sangrante de la guillotina con la cabeza de Luis XVI y María Antonieta cayendo al cesto y las hordas del Ku Kux Klan apaleando a un negro en Missisipi, alardea la felicidad de reinar en las esperanzas.
Los ojos negros se fascinan con la violencia y el orgasmo.
Son ojos ciegos bien abiertos.