martes, 31 de marzo de 2009

Vacio


Esta noche deseo un par de gramos de cocaína
Una botella de JB
Una mujer y una travestí teniendo sexo
Frente a mí
Una luz baja
En el cuarto silencioso
Unos rivotril para poder dormir.

No consegui nada de eso.
El dealer no me atiende.
Me cerró el supermercado.
La mujer me dejo por otro
La travestí solo tiene sexo con mujeres
Y el rivotril se termino.

Siento un vacío en mi existencia.
Enciendo la tele para llenarlo.
Pobre de mí.

lunes, 30 de marzo de 2009

El general Francisco Villa, los helados de fresa y las soldaderas


El general Francisco Villa tiene la costumbre de comer helados de fresa, no beber alcohol y amar a muchas mujeres. Son innumerables las mujeres que ha desposado Villa. Campesinas todas, como campesino es todo su ejército, la División del Norte que marcha a la batalla con las soldaderas, las mujeres de los milicianos y combatientes villistas. La mayoría son de Chihuahua y Sonora, vaqueros, hombres y mujeres de armas llevar que supieron combatir a los indios sioux y la oligarquía de los Terrazas. Ellos luchan por la tierra y la libertad.

Los soldados del general Villa son los mejores y más audaces jinetes de México, él mismo es un jinete extraordinario. Las cargas de caballería villistas son famosas y letales. Sino pregúntenle al manco Álvaro Obregón, que perdió el brazo y fue derrotado por las tropas villistas. El manco Obregón, que se salvo de ser fusilado porque el general Villa se arrepintió de su orden y lo libero, para volver a ordenar que lo fusilaran cuando ya Obregón había logrado huir. Otro hombre duro el manco Obregón, que luego sabrá derrotar a Villa, y al Centauro Zapata, apoyado por la burguesía y los arribistas de las fuerzas constitucionalistas e imitando la guerra que se hace en Europa, con nidos de ametralladoras y trincheras. Astuto el manco Obregón que supo ganarse a los anarcosindicalistas del magonismo con la jornada de 8 horas y legalizando la Casa del Obrero Mundial.
Seguramente a Villa le dio un ataque de cólera cuando se dio cuenta que Obregón se le había ido de las manos. Habrá maldecido, hijo de una chingada, y nadie se acerco por miedo a terminar con un tiro en el pecho. Porque el general no se mide. Una vez, durante una discusión el cónsul ingles levanto la voz frente a Villa. Cuando los de la habitación contigua oyeron el tiro y corrieron para ver pasaba, se encontraron con el cónsul ingles derrumbado en su silla y al general Villa con su revolver humeante en la mano.
Las tropas de Villa combaten de día, para poder ser filmados por los estudios norteamericanos interesados en retratar la épica revolución de a caballo en su patio trasero. El periodista John Reed ve en la milicia villista –y trata de convencer a sus desconfiados camaradas de las IWW- la fuerza combatiente de una revolución social. Reed esta sorprendido allí donde la División del Norte triunfa, se reparte el dinero expropiado entre las viudas, la tierra entre los campesinos y Villa firma su propio dinero. Villa utiliza las vías ferroviarias y los trenes como trazado de sus movimientos militares, duerme todas las noches en un pueblo distinto y con una amada distinta, todas esposas del general, porque en las noches donde no hay batalla, cuando la tropa descansa, Villa toma helados, los milicianos tequilas y las soldaderas preparan sus enchiladas y tortillas y danzan con sus hombres, antes de hacer el amor bajo la luna de Chihuahua.

Sangre, sudor y semen

"No utilices el teléfono La gente jamás está dispuesta a responder, Utiliza la poesía". (Jack Kerouac)

El gran Vinicius de Moraes se quejaba contra una poesía que evitaba mancharse de sangre, sudor y semen. Pienso en ello mientras contemplo el horizonte de una ciudad con mar, sus casas bajas, el bosque que la circunda, el puerto a lo lejos y mucho más lejos, el mar. No me cansare de repetirlo, mar moco verde en palabras de James Joyce. Estoy en un 5º piso, asomado a una ventana de cerramiento. La vista es un descanso para quienes estamos en este lugar. La mañana es gris y lluviosa. Lluvia de otoño sobre el mar. Gris como las paredes de cerámicos de este pasillo de Sanatorio.
Vuelvo a la habitación 509. En la primera cama de una habitación con dos camas, descansa mi madre de su operación de rodillas complicada por una infección. Mi madre avejentada y asustada, mi madre como una niña que se niega a todo, mi madre rendida en pañales temiendo cada noche la visita de sus pesadillas. Hasta ayer la veía entregada, hoy esta de mejor humor y lucida, unas lagrimas y ciertos raptos de llanto acompañan su estado de animo. Le acaricio la frente y las arrugas del rostro. Son como los aros de un viejo árbol. Son arrugas de historias plegadas de amantes, amores y combates.
Hablo con ella. Me recuerda que fue una muchacha peronista de la primera hora, a la edad de 7 años, desde el mismo 17 de octubre de 1945, aquel día de sol pleno y calor tan distinto a este de hoy gris y frió, pero sobretodo porque ese día el pueblo gano la calle y copó la Plaza de Mayo en la ciudad de la oligarquía y los copetudos. De la mano del abuelo Luís, burrero, inventor y comunista y de su amigo Chenzo, mi madre fue una muchacha peronista que con los descamisados liberaron a Perón.
Me recuerda que enfrento a los 17 años los bombardeos de la aviación naval contra los obreros en la Plaza de Mayo. De los obreros cayendo como moscas de los camiones de basura que rescataban para defender a Perón. La revancha de los gorilas, dice con desprecio, sabes me cuenta, pintaban ¡Viva el cáncer! Cuando Evita estaba moribunda. Y una lagrima le recuerda que esta en un sanatorio, igual de débil y expuesta que una moribunda, pensando quizás en Evita vestida de seda, haciendo gala de orgullo plebeyo.
Y hablamos, revisa su historia, de cuando en el ’55, después del golpe, con los panfletos escondidos en su uniforme de escolar, lanzaba panfletos que terminaban al grito de ¡Viva Perón!, por las escaleras circulares del departamento central de policía. De cómo marchaba con los laicos contra los libres tiempo después, y de las trifulcas terminaba cubierta de huevazos y moretones..
Rememora la vieja con alegria sus años en la “gloriosa jotapé”, así la llama, cuando nos llevo a la Plaza de Mayo donde Perón los echo al grito de “imberbes y estupidos” y ella nos llevaba a mi hermana y a mi, dos pequeñas criaturas, de la mano, y corría para protegernos de la lluvia de palos y piedras que hicieron que el cielo se pusiera negro, en aquel mes de mayo. De cuando conoció a Santucho, en una reunión que se hizo en unos monoblocks de Avellaneda. Se anima, -que lindo aquello hijo. Que lindos años que viví.
No le discuto, la escucho (debo decir que a ella nunca le gusto que yo fuera trotskista y critico del peronismo por defender los intereses de la burguesía argentina y no de los trabajadores, como ella cree, pero hoy que me importa, quiero ver su sonrisa, quiero verla animada, quiero verla con ganas de seguir, su tiempo sigue siendo ahora, quiero convencerla). Llega la enfermera a cambiarla. La combatiente deja lugar a la vieja-niña del presente. Me retiro. Cuando terminan de cambiarla, le llevan el almuerzo. Subo su cama y le doy de comer en la boca. Quiere dormir, no me animo a retomar la conversación, preguntarle por sus amantes, siento pudor de hijo. Extraño en mí. Me despido con un beso y un –te quiero mamá, se fuerte, te necesito.
Hace 14 días que estoy en esta ciudad de un mar moco verde, de la que me fui hace 20 años, sin poder siquiera haber tenido tiempo de caminar junto al mar, más que un par de veces. ¿Qué hago? Pienso que toda historia, que esta historia, esta teñida de sangre, sudor y semen. Que merece una prosa que la relate, una lengua que la nombre. Un lugar en la memoria del presente. Utilizo entonces la poesía.

Cielito lindo


Frida era bigotuda
y Rivera gordo.
Ambos pintaban la pasión
con unos colores dignos
de México bonito

-como dice el refrán,
Pobrecito
tan lejos de Dios
tan cerca de los EEUU-.

Diego pinto en el Rockefeller Center
manchas de sífilis,
a Lenin, a Trostsky.
Frida fue amante de Trosky
Y él amante de tantas
Que no vale la pena contar.

Ambos eran comunistas
y de armas llevar.
Frida amaba a Diego
y Diego a Frida,
el gordo y la bigotuda.
Los que pintaban la pasión
Con el color de una mañanita,
cielito lindo
que a mi me toca.

Mueve y sacude


Mueve y sacude,
Mueve y sacude,
Mueve y sacude.
¿Es el culo en acción
o una salsa?
Una disyuntiva dejada
a la libre interpretación
del musico
o del pervertido.

domingo, 29 de marzo de 2009

Tantas noches


Tantas noches llevo ya perdidas o vividas de otra manera.
Tanto dolor que aun no puedo apagar.
El rictus del mundo visto desde el prisma de un rivotril,
para bajar dos días de alcohol y cocaína.
Y el grito ahogado que oprime mi pecho
que me empuja a buscar otro trago y otro pase
para ver si esta noche la suerte cambia.

Tantas noches de paranoia, escondiéndome de las miradas
y los pasos frenéticos que me persiguen.
Tantas noches filosofando desde la lucidez suicida
del sniffe y la botella vacía.

Entonces el grito ahogado que oprime mi pecho
Me conduce a buscar en un instante de sexo comprado
algún resto del amor que se ha ido.

Tantas veces me jure ponerle fin
a este viaje intenso por montañas de locura,
donde habitan los cadáveres ocultos en el corazón
de lo que fue nuestra historia.

Fantasmas tiranos que pugnan por salir a la luz.
Los besos robados de la juventud.
Las corridas y marchas por el gobierno de la calle.

Y cada vez que lo digo, otro pase y otro trago
me colocan en el punto justo de la lucidez,
donde la pasión por la destrucción
que exaltaba el buen Bakunin,
se vuelve la pasión más constructiva

sábado, 28 de marzo de 2009

Mar moco verde


La fascinación que ejerce el mar sobre quien lo contempla esta fuera de toda duda. El viejo Joyce describía a las costas irlandesas como ese mar moco verde que golpeteaba contra las rocas, testigo de la sangre y los cuerpos enterrados en las tierras devastadas por los Orange. Es en un océano bravío donde el ballenero del capitan Ahab que imagino Melville va en busca de su recompensa, una enorme ballena blanca que agita sus pesadillas. Es en el mar donde el viejo pescador de papá Hemingway lucha tozudamente contra el oleaje y las barracudas por llevar a costa su preciosa pesca. Mar que ha forjado la tierra, mar escenario de grandes batallas y aventuras como las de Ulises, mar como fondo del romance y el suicidio. Mar que se sacude continúo frente a quien lo observa, pequeño punto de carne y sangre humana, que busca el sosiego o las respuestas rendido frente a él. Que es la eternidad? Preguntaba el joven Rimbaud, “es el mar, mezclado con el sol”.

Para quienes crecimos y nos criamos frente al mar y la playa esa fascinación, la atracción mágica que ejerce es parte de nuestra experiencia vital. Nuestros sentidos están curtidos en el recuerdo por la sal pegada a la piel, la arena pegada en los cuerpos desnudos, el sol pleno brindándonos calor, la envidia del nadador que sueña con la suerte del delfín. En muchos casos somos peces fuera del elemento natural que nos nutre, pescados para ser precisos por el cemento y la civilización, pescados rabiosos.

Recuerdo los días de verano en las playas atestadas de Mar del Plata, donde la gente se busca entre si en una inmensa marea humana que llega por un instante a acallar el rugido profundo de las aguas. Recuerdo como nadar en el agua, desafiar a las olas, era la razón más importante para desear el verano. Más allá del turismo, que para todo niño que vive en una ciudad balnearia es invasivo y arrogante, es quien ocupa nuestro espacio sin dejarnos disfrutar tranquilamente de las olas y el sol obligándonos al bullicio y a servir al visitante. El arte de barrenar entre la gente, de golpear a la señora que se interpone insolente en nuestro camino de instrumentos empujados por la fuerza del oleaje hacia la costa.

Nuestra idea de felicidad y libertad es desnudos en arenas blancas frente al mar, descalzos con el salitre mojando los pies, contemplando la vida hacia un horizonte sin fin, pletórico de aventuras, historias, amores, que buscaremos allá en otros lados, lejos de este mar presente, en otro mar distante donde anidan las esperanzas. Nuestros juegos de la niñez, los romances de la primera juventud, el beso en la costa contemplando un amanecer, el sexo rasposo en la arena, unos baños desnudos en playas solitarias y bajo las estrellas.

Mar fuente del sonido y la furia, de las tempestades, de tormentas electrizantes que hiptonizan. Mar de los pescadores bravos y fuertes, de piel y manos curtidas por el duro trabajo. Mar de los suicidas. Mar moco verde, la eternidad, mezclada con el sol.

Tiempos



Diego jura a Frida amor eterno.
Entre pinceladas y tequilas.
Por las noches escapa
con otras mujeres
a las que jura también amor,
pero por un rato.

Pequeño recuerdo (Lidia Fernandez)

En este extraño pais de salamandras
no entiendo el idioma que hablan sus habitantes
soy como una errante
que busca interpretar signos en el aire.
Los lobos empalidecieron su hambruna del mañana.
Aqui,
solamente yo
puedo conservar los recuerdos mas feroces y todos
sus alrededores.
Despues de la depredacion,
la piel se deslizo sobre un campo minado,
pero solo yo
puedo conservar los recuerdos mas feroces
y aun alli
te sigo llevando ventaja.

viernes, 27 de marzo de 2009

Esperando


Dos viejas le temen a la muerte
-les acaricia los tobillos por las noches-.
Por la mañana toman mate
simplemente esperando.

jueves, 26 de marzo de 2009

Si yo fuera Charles Bukowski



Si yo fuera Charles Bukowski
me lloverian los elogios y los insultos
por cada cosa que publicara.

Beberia cerveza bien fría y whisky
e invitaria a pelear a a quienes
comentaran algo que no me guste
diciendole gilipollas
(seria un Bukowski de traducción española).

A las chicas les espiaria las bragas
y a los muchcachos los invitaria
a las carreras de caballos.

Escribiria por la desesperación,
por la locura,
por los amores rotos,
por la agonia,
o simplemente por un buen polvo.

¿Solo si fuera Charles Bukowski?

lunes, 23 de marzo de 2009

Sal y sudor


Me abrazan los rayos del sol.
Comprendo que es inutil
pensar en la belleza
observando los cuerpos desnudos
mientras ruge el mar.
Mar moco verde
-diria el viejo Joyce-.
Mi piel sabe a sal y sudor.
Nada más es necesario.

domingo, 22 de marzo de 2009

Devenires

El gato que fue tigre
vigila el vuelo de la mariposa
-que fue gusano-
Alguien que fue niño
descansa de la historia.

sábado, 21 de marzo de 2009

Un adiós furtivo


Hay besos que saben a sangre.
Son como un adiós furtivo.
Una hoja de afeitar sobre las venas del amor,
en manos de un tonto.
Algo mucho peor que un asesino.

Gigi


Recuerdo en la habitación contigua,
haber sentido latir el corazón de una muchacha.
Luego suspiros y mas tarde
una carcajada que partio la noche.
Una pequeña oruga caminaba por la maceta
y la gata en el balcon miraba a los ojos de la luna.

-Hola amigo, dijiste.
Sofia Loren, exclame.
Después fue vino tinto, la muerte del cine
-que Godard no la ha evitado-
la vida de la revolución y la resaca.

Te marchaste con los anteojos gigantes de tu máma
-te habias robado los ojos de la luna-
panfletos en tu mochila y un ultimo porro de despedida.
-Chau amigo, soltaron tus labios.
La habitación contigua quedo muda.
Entonces la gata mato a la oruga
y un sol furioso devoro a la luna ciega.

martes, 17 de marzo de 2009

Justo antes del salto (Lidia Fernandez)

Justo antes del salto,
en la esquina de los vertigos
donde el viento se detiene,
yo traia el corazon sofocado
de una estampida de caballos,
huella y sombras
y sueños desatinados.
Un extraño dolor como un hombre con ojos de pajaro,
hombre-halcon que languidecia titubeante.
Justo antes del salto,
el dia se puso de rodillas,
y la escarcha en el cafe,
y ese dolor de lengua de serpiente,
como el vuelo de mil flechas,
pero se abre ante mi el naciente dominio de las palabras
y el pensamiento y su nuevo trabajo,
no se si me recuerda pero ya no importa
porque voy a saltar y las doradas telarañas del rio
amortiguaran mi caida,
y los temblores de lengua de serpiente seran una joya arqueologica,
como esta esquina de vertigos,
donde los incendiarios del corazon arrasaran esta modernidad
que huele a alcantarillas putrefactas,
destronaran la corona del vilipendio y desplumaran los angeles.
Cientos de prometeos tomaran las calles.

Salgo despacio de este sueño,
me rodean un grupo de niños regocijados con amargas
galletas de chocolate y
cerca de aqui un hombre de ojos tristes duerme
su noche en el portico de un hospital,
sus ojos tormentosos, yo se de este desvario mas que nadie.
Saldre doblando carretera abajo,
el suplemento del domingo
dejare atras la ciudad, sus hombres, las hojas, los pequeños ruidos,
y dejare por fin, de embellecer este dolor
como si fuera el melancolico soplido de las libelulas.

¡Cielo santo!


Cielo santo! exclamo el hombre incredulo,
y una lluvia de fuego cayo sobre la ciudad
iluminando la noche que se pinto de sangre.

Pero para la radio y la tv
no se trataba del apocalipsis
sino de la aviación israeli golpeando en Gaza,
refugio de terroristas, decian.
Informaban, además, de algunas lamentables victimas civiles.

lunes, 16 de marzo de 2009

La muerte me regala besos en la boca


Mi sangre esta envenenada
y la muerte me regala besos
en la boca.

Pero tiene las tetas caidas
y una mirada fria.

Le esquivo la mirada
y tomo otro trago de cerveza.

domingo, 15 de marzo de 2009

Mi amigo Dean Moriarty


Jack Kerouac tomo el nombre de Sal Paradise en esa fabulosa historia que es In The Road. Y a Neal Cassydy dio el nombre de Dean Moriarty. Me lo imagino a Jack gritando borracho a Moriarty:
-Tú eres el angel caido que todo enciende.
El viejo Dean rie de una manera descomunal y aquel prostibulo perdido de la frontera mexicana se estremece. Y todas las putas, las viejas y las jovenes, sin excepción, se enamoran de él. Y el pueblo lo rodea para ver que ocurre en aquel sitio.
Jack -Sal- y Dean -Neal- llenos de drogas y alcohol vagabundearon por los caminos de Estados Unidos y Mexico para encontrar en ellos la experiencia vital que los hiciera estallar "como fabulosos cohetes amarillos en el firmamento" (palabras de Jack).
Yo soy amigo de un tipo como Dean Moriarty. Salir con él es una experiencia narcotica u subversiva, cuando todo parece agonía.
Alguien capaz de mantenerte en vilo e iluminarte con sus charlas,
donde la invención del mundo nos obsesiona.
Borrachos desaforadados que recorremos la ciudad por las noches
en busca del amor inesperado o la guerra -madre de todo diria Heraclito-
que nos haga libres. O la lucidez demencial de las mentes extasiadas.
En los prostibulos las chicas siempre lo aman y quieren tener sexo con él.
y yo gozo de aquella experiencia, que no entiende la vida como el acto de acaparar cosas sino como un gran banquete que nos invita a devorarlo. Aún a riesgo de que el dolor y la locura nos jueguen una mala pasada.
Mi amigo Dean Moriarty, como diria Baudelaire es un "heroe de la modernidad" que te invita a arder y estallar como si fueramos "fabulosos cohetes amarillos en el firmamento"

jueves, 12 de marzo de 2009

Razones

Me hice toxicomano y borracho para comprender la vida de otra manera.

Después de tantos pases de cocaina, acidos y porros quemados.

Después de los oceanos de alcohol que han apagado mi sed.

Conocí así el éxtasis de la mente

Las charlas de bar hasta la madrugada.

El bamboleo involuntario de la embriaguez

Y la lucida alucinación y paranoia de los estados alterados.



Revolucionario y comunista para cambiarla.

Porque la propiedad es un robo

Y el estado opresión.

Transitando calles combatientes

entre barricadas, gases y corridas.

Pensando entre minutas, declaraciones y volantes.

En puertas de fábricas y universidades.

Siempre del otro lado del orden.

Frente a la policía

En el lado correcto del piquete.



Sexopata para sentir con todo mi cuerpo.

Goce de multitud de polvos que me tuvieron como protagonista.

Las orgías, los sueños libidinales

Las camas y los colchones que me sirvieron de refugio.

Entre caricias de tigre y lecturas del Marqués de Sade.



Escritor para incendiar con las palabras.

Y escribir de política, historia, poesía

E innumerables cartas de amor no correspondidas.

Para encender conciencias y escapar a la muerte.



Pobre para no tener que pelear por la vanidad de la riqueza.

Y huir del trabajo

O peor aún vivir de él.

Ha sido siempre un desafió regodearme en la pereza.



Luego de ser insultado, catalogado de vago,

loco, amoral, antisocial, subversivo y drogadicto.

Después de todo ello, puedo decir que es duro vivir

sin dios, patria, privilegio y propiedad que defender,

pero es intensamente bello vivir con tanta pasión como bandera.

Casi como niñas


No pienses que esta noche todo llegara a su fin.
No te asustes.
No esquives la mirada al rictus de la muerte.

No le niegues tu mano al rostro arrugado,
ni a los fantasmas de la niñez,
con su comida humeante,
los juegos por que si
y las multitudes de rostros
que hemos mirado.

Un beso aun inocente.
No olvides la locura triste y enfermiza
de un amor impuesto.
No se trata de eso.
Ni de perdonar, ni de condenar.

Son enigmas de una historia.
Es constatar (horrible y fria palabra)
la salvaje y agonica tarea del tiempo.

Los sabores olvidados del romance con el mar y
viejas canciones nos acompañan.
Mientras ellas, casi como niñas,
se niegan a irse en silencio.

sábado, 7 de marzo de 2009

la cucaracha que no puede caminar

La luna penetra el azul oscuro cielo nocturno.
Es un ojo vigilante.
Casi como la luna del Trumman Show.
Se ha arrogado hace siglos la representación y
el dominio sobre los sueños, los deseos, los amores ,
los suicidios, los desamparados y los conspiradores.
Sorda al reclamo de los borrachos y
anhelante del piropo de los poetas.
La luna es un culo que nos caga un suave elixir de cometas y estrellas.
Soles que estallan y cincelan de caos el universo.

Agazapado como un tigre,
camuflado entre la noche y el verde de los arboles,
huyendo del halo de luces y el sonido.
Ocultándose de la mirada vigilante de la luna.
El ojo de Dios (si este existiera),
aunque podría ser la almohada de un drogadicto en un banco de plaza o
una enorme torta helada para los hambrientos.

Unas tetas grandes y firmes recuerdan la ley de gravedad.
Danzan y desafían el espacio.
Oliendo el perfume del asfalto y las baldosas llenas de tierra y humedad.
El cemento y la planta de los pies son una y la misma cosa.
El aire expirado deja una huella imperceptible de luz,
eructamos estrellas y terremotos.

Repetimos signos y significados.
Damos categoría a esta sombra que proyecta la lámpara sobre nuestras manos.
Damos voz histórica a la pila de cadáveres que sedimenta la tierra.
Damos simbología al caos.
No nos comieron la lengua los roedores,
nuestro alimento es la lengua de los ratones.

Trompetas, trombones, tubas y saxos
Los vientos una caravana de música
De bodas y funerales.
Bebiendo vodka y cerveza junto a los gitanos de Kusturica.
Junto a la cucaracha que no puede caminar
porque le falta, porque no tiene, marihuana para fumar.

viernes, 6 de marzo de 2009

Lagrimas como gusanos en las mejillas


Duke Ellington. Flamingooo. Sudo a mares. En el colectivo 76 una bonita chica rubia llama mi atención. Cuando me doy cuenta la noto nerviosa y hablando desesperadadamente por celular, como si se le fuera la vida en aquella llamada. Llora. Parece una pelea de amores o desamores. Miro por la ventanilla, una construcción de estilo de principios del siglo XX. Es un hospital. Imagino que allí lloraran los niños recien nacidos, los enfermos que mueren, los familiares de los muertos. Lagrimas saladas que como gusanos se deslizan por las mejillas. El amor y la muerte a veces se asemejan. Muchas veces se asemejan. La agonia. El sudor tambien es salado. Siento como si estuviera perdiendo algo de vida. Que se entienda bien, no siento morirme, sino estar perdiendo algo de vida. Jirones de mi cuerpo, de mi salud y de mi animo desprendiendose, como pequeñas garrapatas que desgarran la piel y chupan la sangre del cuerpo a la que estan aferradas. Y no es el sentimiento filosofico de estar dejando algo de vida a cambio de la pulsión que se realiza. No es la experiencia dionisiaca que agoniza dejando su estela en la conciencia del ser. No, para nada. Ni siquiera el fantasma de la muerte. La muerte no tiene fantasma. La muerte es fin. Los fantasmas viven en la conciencia de los vivos. Lo muerto se agusana, hermana el cuerpo con materia organica, se disuelve en el olvido, a menos que sea uno un cadaver exiquisito o una estela vital que clama revancha en la experiencia humana. A los cadaveres exiquisitos los momifican. Observen sino a Lenin. Un ateo incurable que lucho por que la la vida y la libertad gobiernen los destinos humanos -emancipandose del yugo limitante del miedo a la muerte- que fue transformado en momia y dogma para orpimir la conciencia de los vivos. O el Che Guevara que de combatiente en vida contra la sociedad de la mercancia, trastoco su final como objeto de consumo. La muerte ahi, los cadaveres exiquisitos, son un final, aunque sobre ellos se erijan catedrales, estados, escuelas de arte y negocios.
Pero yo sentia eso, desgarro, desgajamiento, perdida de vida. Dolor en los huesos, diarreas, desanimo. Agoniza, siempre agoniza, diria Lorca. Y la noche era hermosa, con una luna plena de luz y el sabor salado del sudor y el recuerdo repentino de los llantos. Y las risas, sabrosas y musicales, mientras calmo la sed con una fria cerveza. Me desvanezco de a poco. Disuelvo mis suspiros en el aire. Y nuevamente Duke Ellington. Satin Dolls. Ritmo. La ciudad tiene ritmo. Mecanico, industrioso, cooperativo. Pero no puedo dejar de percibir este no lugar del presente. Ni muero, ni gozo la experiencia vital, ni sufro. Solo siento desvanecimiento, un lento e imperceptible goteo de vida, plop, plop, plop.

jueves, 5 de marzo de 2009

Leyenda


Corría el año 1936.

Aquel día los dueños de la Republica recibían a su invitado ilustre.
La patria estaba engalanada y lucia banderas norteamericanas
y celestes y blancas para celebrar tan distinguida ocasión.
El Presidente, los ministros, las honorables cámaras
de diputados y senadores se pusieron de pie
cuando ingreso al recinto Franklin Delano Roosveelt,
presidente de los Estados Unidos.

Sin embargo, la ceremonia fue alterada por un hecho inesperado.
Desde las gradas del Congreso de la Nación
partió un grito que interrumpió la solemnidad reinante.
¡Abajo el imperialismo!
(Como reza el Himno Nacional: Oid mortales el grito sagrado)
Fue todo un caos.

Franklin Delano Roosveelt, se sorprendió,
¿se atreverian esos indigenas a insultarlo?.

Los ministros, los diputados, los invitados, quedaron perplejos.
Aquello era un atentado al decoro y la santidad de las instituciones.
La patria no se podía dar el lujo de tal vulgaridad.
Las radios del continente retransmitieron aquel acto de oposición.

Todo era confusión y nerviosismo.
¿Quien fue se preguntaban?
El presidente Agustin P. Justo cerro los ojos con amargura.
Su rostro era sombrío y resignado.
Murmuro, se lamento: Ese es Liborio.
Su hijo.
Aquella elite aristocrática se vio humillada por su propia sangre.

Liborio lo entendió de otra manera.
Era una vindicación de los que el Imperio oprimía.
"Sentí que se expresaban ciento cincuenta millones de latinoamericanos.
que algún día habrán de repetirlo"
segun escribió más tarde en su autobiografía,
titulada provocativamente Prontuario.
Pero entonces Liborio ya era Quebracho,
aquella extravagante extravagante figura revolucionaria
que llego a ser comparada con un personaje de los Siete Locos,
(la magnifica obra de Roberto Arlt)
y su acto de valor frente al Imperio, una leyenda.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Poema nocturno


Yo supe tener la luna llena en mi mesa.
Enorme, brillante,
con hermosos crateres misteriosos
y un lado oscuro que me era fascinante.

Jugaba con ella,
le hacia el amor,
me perdia en el halo de estrellas y
los cometas que la surcaban
en borracheras interminables
por calles inundadas de gente estallando
que vivia extasiada un banquete interminable.

Aunque fuera de día y
el sol fuera fuego ardiendo en la ciudad
yo llevaba mi luna llena en el bolsillo.
Pero como todo, llego a su fin.

Y la noche se hizo negra y
la mesa se vacio y en la cama
solo quedaron despojos de amor y
en las calles sonambulos y suicidas
y putas viejas pasando frio.

De aquella enorme luna llena
solo quedaban migas y de las estrellas
la estela del recuerdo.

La noche fue insomnio
y el rudio interminable de los autos,
los ladridos del perro a la oscuridad,
mientras los cartoneros revolvian la basura.

martes, 3 de marzo de 2009

Mauricio cruza la puerta (Mauricio Puerta)

Mauricio cruza la puerta, en el instante en que se partió la vida. Dice y piensa, piensa y dice… mi relación con ella fue tan jovial, como su primavera, la oscuridad y muerte.

Solo que el no fue el mismo, ella, la muerte, la tomo de rehén.

Ni le dio aire, ni pena, le ahuyento todo.

Mauricio como todos tenia la necesidad de creer y el quería creer en su vida, en ella. Fantaseaba quería ser el mago y el compañero en el que se apoye, él era fuete y por la confianza sabia que no habría problemas, para él no había obstáculos.

Ella, por supuesto, la mujer mas linda que había acariciado sus día.

El alegre despertar en la mañana al ver el rostro hermoso de ella. Su corazón se hacia feliz, le hacia creíble sus harapos y su confianza no disminuía, como había de disminuir si alguien estaba ahí, con él, alguien tan hermoso, que Mauricio no podía creer

Lo triste fue encontrarlo muerto con ese papel en la mano diciendo que hubiera necesitado la mano que le diga: te tengo confianza Mauricio, vos podes, quiero que salgas, salí…

lunes, 2 de marzo de 2009

El tango del olvido


El bandoneón dispara sus notas

Como cuchillas filosas en la carne sedienta de dolor.

En la milonga piden pista las largas piernas de mujer desnudas

Que atrae las miradas de un guapo de tajo en cara

Y faca en la cintura que con un dejo de amargura

Bebe caña sin parar.



Los muchachos intoxicados del clorhidrato

Seducen a “Mimí con su champagne”.

Bajo las tenues luces de un antro

Donde damas encendidas esnifan

Y ofrecen el fuego bajo sus bombachas



Todo para borrar el recuerdo de un amor perdido

Buscando en los tragos y el exceso

Apagar aquellos besos

Que el corazón se resiste a olvidar.