miércoles, 28 de abril de 2010

metete tu cariño en el culo

maldición de todos los malditos
los antiguos dolores de amor
en una tarde fría de sol.
deseo que tu mundo pequeño de cucarachas
perezca en su patético sueño de sobrevivir
a la guerra nuclear.
PD: metete tu cariño en el culo.

La sonrisa de mamá

El coronel pensó en escribirle a su madre, explicándole la decisión: “Madre: quiero que tu nombre ingrese en la puerta ancha de la historia. Que nuestra gran Nación lo identifique con la victoria. Que el enemigo tiemble y reverencie cuando sea pronunciado”. El hombre se detiene. Observa la prolijidad de la letra, la armonia del trazo. Piensa en los almuerzos de maíz y pollo fríto. Piensa en el sol de casa. Retoma la escritura: “Ese será mi regalo para tanto sacrifico que hizo de mi un hombre que sirve a su patria gracias al amor de su madre. Este avión que surcara los cielos de Japón y marcara su vida para siempre será recordado como Enola Gay”. Mientras pensaba como seguir estas líneas, Paul Tibbets, cansado se tiro a dormir un poco antes de partir hacia su misión.
Durante la siesta el hombre sueña con Quince, Illinois, una pelea de chicos blancos y negros. El coronel Paul Tibbets Jr despertó en medio de la trifulca, se contemplo frente a un espejo y arreglo su uniforme antes de salir a la pista. Camino hasta la trompa del B-29 que iba a pilotear y recorrió con la mirada aquel gigante metálico que iba a hacer posible la victoria americana. Escogió el lugar más visible. Tomo una escalerilla, el pincel, pintura negra y con mano firme garabateo, justo debajo de la escotilla del piloto, el nombre de su madre, Enola Gay. Sonrió recordando la sonrisa de mamá Enola viendo escrito su nombre en aquella gigantesca trompa, sintió orgullo de hijo y por un instante se emociono.

……………………………….

La estadía en la isla de Tinian llegaba a su fin, hacia ya un tiempo que el USS Indianápolis había dejado la carga en la base, bautizada en una noche de whisky como Little Boy. La hora de la operación se acercaba y el nerviosismo general se hacia evidente. Paul se destacaba del resto por estar tranquilo y firme. Necesitaba de aquella frialdad para llevar a buen puerto su tarea. El nombre de su madre en la trompa del avión no solo le despertaba orgullo, sino que lo hacia sentir responsable por el éxito de la misión, no podía permitirse el fracaso.
No solo se trataba de dejar bien parado el nombre de su madre, el coronel Tibbets, era un buen patriota y sabia que la orden provenía directamente del presidente Harry Truman, aquel hijo de granjeros de Missouri, que había reemplazado a Roosveelt. Paul quizás no sabia que, días antes, durante la conferencia de Potsdam, el 17 de julio habían susurrado al oído del granjero Harry -el bebe nació satisfactoriamente; y una sonrisa bien americana, soberbia y sobradora dibujo el rostro del presidente frente a las propias narices de Stalin, quien estaba ajeno a aquella escena.

………………………………………………….

Tibbets miro a su tripulación y les dijo -señores llego la hora de la victoria. Dejen todo sentimiento de lado. Dios bendiga a los EEUU. Allí estaban alineados los 14 hombres llamados a golpear decisivamente a Japón y al maldito Hirohito. La tripulación saludo marcial y aquel día de agosto ingresaron al interior del Enola Gay, en cuyo vientre se encontraba Little Boy, y Tibbets bromeo, -madre que bien preñada estas. Caballeros bienvenidos al vientre de mi madre; y una sonora carcajada retumbo en aquella caja metálica. El coronel encendió los motores bajo la atenta mirada de su copiloto el capitán Lewis y el avión comenzó su despegue. Eran las 2:15.
Cerca de las 8:00hs Tibbets recibió un mensaje del comandante Eatherly que piloteaba el Straigth Flush avisándole que había un claro entre las nubes que cubrían Hiroshima por donde se podía arrojar la carga. El coronel respiro profundo, miro la trompa del avión y ordeno comunicarse con Tinian donde informo la clave - “Primario”. Enseguida hablo a la tripulación -Es Hiroshima dijo secamente. Todos se concentraron. Ordeno a la tripulación colocarse las gafas oscuras Polaroid. A los lejos se visualizaba un puente y el rió Ota, allí estaba el objetivo. Tibbets tripulo con firmeza aquel vuelo a contraviento y susurro –madre no me falles. 8:10 ordeno abrir las compuertas, 5 minutos después, 8:15 de aquel 6 de agosto dejo caer a Litlle Boy, desde 9460 metros de altura, sobre Hiroshima. Tibbets viro el avión a 150º para huir de la explosión. Un gran hongo ascendente, una gran bola de fuego se percibía desde el aire y dejo a la tripulación muda. Era el fuego del mismísimo infierno levantándose hasta las puertas del cielo. Una luz cegadora cubrió la cabina y el coronel junto al copiloto Lewis se aferraron al mando del avión. Tibbets le dijo a su acompañante –Dios mío, mira como sube esa hija de puta. El capitán Robert Lewis exclamo -¡Guau, menudo pepinazo! (más tarde en el diario de viaje que él llevaba, Lewis escribió -Dios mío. ¿Qué hemos hecho?) El resto de la tripulación parecía atrapada por la visión hipnótica de esa gigantesca bola de fuego que arrasaba la ciudad. El ametralladorista de cola el sargento Bob Caron no pudo salir de su asombro cuando grito -Es como mirar el infierno. El tripulante Theodore Van Kirk y el artillero Morris Jepsson estaban helados. Centenares de miles de vidas humanas se esfumaron en unos pocos minutos de dolor intenso.
Cuando regresaron a las Islas Marianas, los tripulantes no pronunciaron palabras. Fueron informados del éxito total de la operación. La ciudad de Hiroshima había sido arrasada, tiempo después supieron lo que intuían, que aquel infierno había dejado miles 150.000 muertos. Tibbets pidió ir a dormir la siesta y pollo frito y maíz para la cena. Mientras tanto en Quincy, Illinois, mamá Enola pensó en su hijo cruzando el cielo de Japón, con un avión que la enaltecía. Se sintió una madre orgullosa, su hijo era el artífice de la victoria, sin pensar por un segundo en el costo de la misma.

martes, 27 de abril de 2010

Una cocina proletaria

“Allí había una cocina amiga donde tomar unos mates y un sitio seguro donde poder aguantarse si era necesario. ¡Las cocinas que hemos conocido!. En esos años, los que más, los que menos, ya tenían su casita y su cocina hospitalaria, abrigada en invierno y fresca en verano. Cocinas alegres, limpitas, con su heladera en un rincón, la mesa con el hule, las sillas acogedoras, carne para el asadito en el fondo. No se hacer poemas, pero sugiero ese pequeño homenaje que todavía no se ha rendido a las cocinas humildes, de nuestras barriadas, que fueron verdaderos fortines del Movimiento Peronista (...)”

Cesar Marcos, dirigente de la resistencia peronista.



Con Pedro y Federico nos encontramos en la cocina de doña Teresa, comiendo un guiso de arroz y carne con un poco de vino tinto. Doña Teresa es la madre de Luis, un compañero de la metalúrgica que nos presto el lugar para la reunión. Ella habla mientras comemos, putea a los milicos y los oligarcas, dice que confía en que Perón va a volver. Luis no esta. Fue a acompañar al Gordo para que saliera seguro. El Gordo es el premio mayor de los milicos y es nuestra responsabilidad que nadie lo toque. Doña Teresa le saca cuero, -como fumaba el Gordo ese, menos mal que no se quedo a comer. Es cierto en dos horas de reunión se habrá prendido como 10 cigarrillos. Era una maquina de echar humo, mientras hablaba de las directivas del General, golpear y desgastar a la dictadura. Y nos decía que teníamos que preparar un plan insurreccional porque a la oligarquía había que vencerla a los tiros. Discutimos la situación de los compañeros en las fábricas y en los barrios y el Gordo entre cigarrillo y cigarrillo no nos paraba de hablar y entre mate y mate discutíamos como traerlo de vuelta al General.

Estaban ahí, en la mesa de doña Teresa, tomando un vaso de vino tinto, con la cabeza procesando las palabras del Gordo, pensando en los compañeros, en como ir a la huelga, en los burócratas que los pueden cagar. Le digo a Doña Teresa –que bueno su guiso, puedo repetir. –Desde luego muchacho y me sirve un humeante plato de guiso con mucha carne. En un momento de la discusión con el Gordo la cosa se puso fea. Fue cuando Luis le dijo que porque teníamos que confiar en el Viejo si después de todo era un milico y como siempre los milicos a la larga nos cagan. ¿Acaso, Gordo, no prefirió huir en una cañonera antes de darnos armas para defender a su gobierno? El Gordo monto en cólera. Que como podemos decir eso de Perón. Que lo traicionaron los militares y no tuvo tiempo ni lucidez para reaccionar. Y de última lo que Perón quiera no importa si lo traemos nosotros armas en mano. La nueva republica va a ser sin burgueses, eso dalo por hecho, nos dijo el Gordo. Terminamos de comer y Luis regresa. –Todo bien. Lo sacamos sin problema. La charla sigue un rato más. Discutimos como volver a la fabrica, esta difícil. Discutimos charlar con los troskos de Moreno, que tienen laburo adentro.

Es una cocina proletaria de 1956 en una barriada cualquiera del Gran Buenos Aires, una noche fría de otoño. Es territorio liberado. Un corazón tierno y calido de caldos y guisos. El refugio más preciado de la resistencia peronista.

lunes, 26 de abril de 2010

España rota ( a proposito del juez Garzón)

El ejercito del Ebro, rumba la rumba

no cantes eso,

que no puta,

que España ha sufrido demasiado.

que joder con la republica y las autodeterminaciones

si para demócrata tenemos al rey Juan Carlos,

cierto se educo con Franco

y la monarquía es la herencia de la Falange y los Carlistas,

pero que bien luce en uniforme

nuestro monarca

y que linda pareja hacen

en las revistas del corazón

el Felipe y la Leticia.

hay que dejarse de echar hostias

sobre el pasado,

que importa que fue de la suerte

de los seguidores de Durruti, Largo Caballero y los rojillos,

lo que importa es la santa unidad de España

que supo tener su gloria

en las épocas de colonia.

y el juez Garzón

es un revuelve mierdas,

nos presto un gran servicio contra la ETA,

pero ahora…

que importa quien fusilo a Federico,

si no era más que un mariquita.

concentrémonos en los vascos

y en limpiar a España de moros y negros,

en eso el PSOE, el PP y la IU

estamos de acuerdo,

para algo hicimos el Pacto de la Moncloa,

para dejar sin macula

a nuestra Santa Inquisición.

domingo, 25 de abril de 2010

Una resaca de palabras

Frente al frío tengo por única compañía
la tristeza,
solo unas cuantas monedas en el bolsillo
que no alcanzan
para comprar un vino
o cocaína
para darle al espíritu una chispa
que encienda la pradera
del deseo.
pero no alcanza.
un montón de pesadas frazadas
unas canciones repetidas
que suenan en la radio
antiguos besos de amor y despedidas,
ni tan siquiera crédito en el celular
para enviarle un mensaje
a un romance tan frío
como la muerte.
el domingo es gris
y el sauce de mi ventana esta pelado
miro el retrato de Frida Kahlo
mientras tomo una taza de té caliente.
no soy Diego Rivera
no soy Trotsky
no soy Chavela Vargas
cantando a su oído una mañanita.
no soy tus pies ausentes Frida
ni tus alas de cera,
no soy el sol derribando a Ícaro.
soy un sueño trunco
que se activa con el caos.
solo tengo una tuca
para animarme un poco
y una resaca de palabras
que se pretenden poema.

viernes, 23 de abril de 2010

Rosa, rococó y rosado

La moral de los muertos
escupe su baba
sobre la mortaja
de la ética,
pequeño
reloj pulsera
de las peluquerías
y los estudios contables.
sobre la estampa
de la noche fría
los ojos llorosos de una boca
con hambre,
las tetas deseantes
de una boca con botox,
mientras la cena de los
ilustres
ilustra
sobre la gloria.
por debajo de la mesa,
entre las manos inquietas
de los pervertidos,
una maquila
silenciosa
fabrica el dinero
y las cosas,
filas y filas humanas
en constante agonía.
la moral embriagada
vuelca ciertas noches
vomitando sus palabras
sobre un decorado
rosa, rococó y rosado.

Haikus tres

La mariposa roja
en la pelvis morena
la lengua goza.

Sin preservativo,
así solo en el culito
dame veneno.

Soy un labio
devorando tu pija
soy solo carne.

miércoles, 21 de abril de 2010

Beatniks

El asunto es que cuando leí a eso de los dieciséis o diecisiete años, On the road, fue una revelación, un autentico llamado a la aventura, a hacer de la vida un campo de batalla del deseo ferviente de experimentar el éxtasis y la libertad. Como lo explica? Para mí, joven trotskysta convencido que la sociedad estaba organizada para el robo del tiempo de trabajo y la opresión de la maquinaria estatal, para mí que el programa que sostenía era el de la lucha por la libertad, On the road, los beatniks, Jack Kerouac, Allen Ginsberg, más tarde Charles Bukowski, Arthur Rimbaud, Antonin Artaud, fueron una invitación a asumir la vida como desafío épico, como goce en acto, como desencanto subversivo, como negación a ser valorizable por los contadores del capital; la libertad como programa y vivencia real. Más tarde descubrí las mismas pulsiones en la filosofía. En el vitalismo de Spinoza, en el movimiento constante de la vida de la dialéctica hegeliana, en la critica comunista del joven Marx, en las pasiones dionisiacas de Nietzche, en la comprensión del malestar de la cultura de Freud, en la teoría de la deriva de Guy Debord, en la imaginación revolucionaria surrealista. De allí que me haya sumergido a devorarme la vida como un tiburón hambriento, que haya hecho de mi cuerpo una fuente de deseos y embriaguez. Que haya hecho de la ciudad la geografía de mi biopolítica, que haya transitado, como aconsejaba William Blake, el camino del exceso hacia el palacio de la sabiduría.
¿Qué es la libertad? Desde ya conciencia de la necesidad, satisfacción de la misma venciendo los obstáculos de la naturaleza y superando el desgarro entre las clases, reapropiación del tiempo de trabajo por los productores, el fin del capitalismo. Pero además el combate cotidiano, la política extrema, la alegría y la angustia de vivir sin temor al abismo, el desafiante llamado a vivir los lunes al sol.

lunes, 19 de abril de 2010

Sherlock Holmes se inyectaba cocaína

Durante una comida con Óscar Wilde y Arthur Conan Doyle, el editor J.P. Lippincot pide a este último que escriba una novela para publicarla en su revista. Por aquel entonces Conan Doyle apenas está delineando a los personajes que le darían fama mundial. Como asiduo consumidor de cocaína que es, Sir Arthur decide reflejar sus hábitos en el detective Sherlock Holmes y plasmar en boca del doctor Watson las críticas que seguramente él recibe o se autoformula. En El signo de los cuatro, novela que aparece publicada en el número de febrero de 1890 en la Lippincot Magazine, Watson comienza el relato con una descripción minuciosa de los hábitos farmacológicos de su amigo:

Sherlock Holmes cogió su botella del ángulo de la repisa de la chimenea, y su jeringuilla hipodérmica de su fino estuche de tafilete. Insertó con sus dedos largos, blancos, nerviosos, la delicada aguja, y se remangó el puño izquierdo de su camisa. Sus ojos se posaron pensativos por breves momentos en el músculo del antebrazo y en la muñeca, cubiertos ambos de puntitos y cicatrices de las innumerables punciones. Por último, hundió en la carne la punta afilada, presionó hacia abajo el minúsculo émbolo y se dejó caer hacia atrás, hundiéndose en el sillón forrado de terciopelo y exhalando un largo suspiro de satisfacción.

Tres veces al día y durante muchos meses había yo presenciado esa operación; pero la costumbre no había llegado a conseguir que mi alma se aviniese a ello. Por el contrario, de día en día me iba irritando cada vez más el espectáculo, y todas las noches sentía indignarse mi conciencia al pensar que me había faltado valor para protestar. Una vez y otra había yo dejado constancia de mi promesa de que diría todo lo que pensaba acerca de ese asunto; pero las maneras frías y despreocupadas de mi compañero tenían un algo que lo hacían el último de los hombres con quienes uno siente deseos de tomarse nada que se parezca a una libertad... aquella tarde tuve la súbita sensación de que no podía aguantarme por más tiempo, y le pregunté:

-¿Qué ha sido hoy: morfina o cocaína?...

-Cocaína, en disolución al siete por ciento. ¿Le agradará a usted probarla?

-De ninguna manera -contesté con brusquedad-. Mi constitución física no se ha repuesto por completo aún de la campaña de Afganistán. No puedo permitirme el someterla a ninguna tensión anormal...

-Quizá tenga usted razón, Watson. Me imagino que la influencia de esto es físicamente dañosa. Sin embargo, encuentro que estimula y aclara el cerebro de una forma tan trascendental, que me resultan pasajeros sus efectos secundarios.

-¡Reflexione usted! -le dije con viveza-. ¡Calcule el coste a que le resulta! Quizá su cerebro se reanime y se excite, según usted asegura; pero es mediante un proceso patológico y morboso, que trae como consecuencia un aumento en el cambio de los tejidos y que pudiera acarrear al cabo una debilidad permanente... ¿Para qué correr el riego de perder esas grandes facultades de que usted se halla dotado? Tenga presente que no le hablo tan sólo de camarada a camarada, sino de médico a una persona de cuyo estado físico es, hasta cierto punto, responsable...

-Mi cerebro se rebela contra el estancamiento. Proporcióneme usted problemas, proporcióneme trabajo, deme el más abstruso de los criptogramas, o el más intrincado de los análisis, y entonces me encontraré en mi atmósfera propia. Podré prescindir de estimulantes artificiales. Pero aborrezco la monótona rutina de la vida. Siento hambre de exaltación mental. Ahí tiene por qué he elegido esta profesión a que me dedico... (8)

El argumento de esta novela gira en torno a un ciudadano inglés que se marcha a las colonias para enriquecerse y vuelve a Inglaterra cargado de riquezas pero con un crimen en la conciencia. Holmes descubre y resuelve el caso, Watson se casa y otro de los personajes se lleva la gloria; por lo que al final de la historia, el médico comenta con su camarada: "El reparto me parece muy poco justo... Usted lo ha hecho todo en este asunto. Yo me llevo la esposa. Jones se lleva la fama. ¿Quiere decirme que queda para usted?" Sherlock Holmes lleva su mano larga, blanca y nerviosa hacia el estante donde reposan sus objetos personales mientras contesta: "Para mí... queda todavía el frasco de cocaína." (8) Es interesante hacer notar que conforme aumentó su popularidad, Sherlock Holmes dejó de administrarse su recompensa, al menos públicamente, ya que en subsiguientes novelas no se menciona más el tema de la cocaína.

Pictórico

Ciego,
viendo fantasmas
como las sombras de Goya.
pinto mi cara con la sangre de los fusiladitos.
beso el vientre de una maja desnuda.
de mi cuello,
largo y orgulloso,
cuelgan las orejas de tipos con poca suerte.
en el medio y algo verdosa,
la oreja de Van Gogh,
no tengo su talento pero si su oreja
y el amor de las mujeres
que a él lo rechazaban.
bajo el árbol duermo la siesta
mientras extraen de mi mente
la piedra de la locura.
si mi amor,
si mi Dios,
si mi amo,
si mi general,
si señor banquero.
no soy un hombre
tan solo una figura,
tan solo el dolor que se desprende
de los ojos de Frida,
la tristeza geométrica de Picasso
-soy un cubo al que le han hecho el amor-
la vagina de Gala.
un grito en la nada.

soy aquel que callo en Auswichtz.
fui peluquero de los nazis
-y nunca les corte el cuello-
fui puta de la GESTAPO,
científico de los campos,
sonderkomander.
soy el que afirma que algo habrán hecho.
vivo satisfecho.

soy la ceguera hecha
condición humana.

sábado, 17 de abril de 2010

el clítoris de la historia

El mal
no es la silenciosa silueta
del asesino rondando por las calles
oscuras de la noche.
no es un ángel caído
ni una prostituta enamorada.
no es un pecado capital
ni la roja calva del diablo.
no es azufre,
no es fuego eterno,
no es pegarle a la madre
ni mear en el agua bendita.
ni siquiera un islámico dispuesto a inmolarse.
para nada.
el bien
tampoco es un buen tipo
regalando una rosa a un pequeña dama.
ni un abuelo de sonrisa sin dientes
y sabios consejos
-hacete amigo del juez,
la política es mierda y cosas semejantes-
ni un niño abanderado
ni una novia inmaculada.
ni ahí.
el bien
parece el orden gris
de los relojes
las maquinas
el espíritu
y el garrote del policía.
el mal
parece la queja
el absurdo
la barbarie
la vida.
el dedito inquieto
que flirtea
el clítoris de la historia.

jueves, 15 de abril de 2010

esmero de perro

Te puedo decir
que el jugo de tu concha
que se chorrea
como lava caliente
hacia los pies,
no va a lograr que deje
de tomar cocaína cuantas veces quiera
hacer de mi nariz
una mediación necesaria
en la ruta del éxtasis,
ni que mi hígado se queje
si los bares abren hasta tarde
y en sus mesas corre la cerveza.
no lo dudes.
entre el jugo de tu concha y la cerveza
la cerveza.
no va a lograr que se me pare sino quiero.
mucho menos va a comprar mi amor.
ahora.
el jugo de tu concha después de un día
de lucha política, tienen otro sabor,
se derrama alegremente
y busca ser lamido como dulce caramelo.
pero también,
para hacer honor a la verdad,
mi nariz de moco duro
y tus labios volcánicos
hacen un guiso gustoso.
más cuando de la cueva de tus piernas
gotean restos de semen de un muchachito
y mi lengua limpia con esmero de perro
tu linda concha.

miércoles, 14 de abril de 2010

Una medida

En el bar
donde vagan las moscas
el tiempo es medido
en tragos
y los sueños se escriben
con mierda
en las paredes de los baños.
y resuena entre los borrachos
una dulce melodía.

martes, 13 de abril de 2010

Petit morte

Un pequeño poema
a cambio de este pequeño silencio
de una pequeña vida
de una diminuta porción de magia
de unos duraznos jugosos y sangrantes
de una pequeña dosis de la droga tiempo
de unos pequeños besos de despedida
de la petit morte.
una eyaculación de palabras.

como una chispa

La ciudad esta en llamas
y las autobombas
no alcanzan
para terminar con el fuego.
y el corazón de oropel
de las luces del centro
y las turbias
mesas
del bar más oscuro,
alimentan
su luz y su furia.
la ciudad arde
mientras un río de flujo
ahoga las penas
del corazón solitario.
rubias melenas
de la ardiente llama.
lengua inquieta de la curiosidad
de ojitos perversos.
los labios soplan
tempestades.
una raro diamante en bruto.
el trago fuerte
antes de la agonía,
la musa inspiradora
de la rabia.
como una chispa
encendiendo la hoguera.

lunes, 12 de abril de 2010

El sombrero negro

Era el sombrero negro
una excusa
para merodear bajo el sol,
para ocultar el rostro agonizante
para conquistar una sonrisa amplia
como un son de trompetas y
un piano de cola
al ritmo be bop.
una pálida luz nocturna,
bombilla eléctrica,
dibujando una silueta
que se escapa
por las ventanas,
a la vera de la ruta
tras el sauce,
entre el camino al río
y las grandes industrias.
un antiguo recuerdo
en la mesa de un bar
entre vaso de JB y
charlas sobre el sentido de la vida,
filosofía de las drogas duras,
amores rotos
amores perros
amores que matan
amores de un día
amores de una noche
amores en la cloaca
amores revolucionarios
es el fracaso una condición humana
tanto como la estupidez narcotizante de cupido
tanto como la furiosa pureza del odio.
le dio 22 puñaladas solo para verla tajeada.
le trituraron la mano solo para ganar más plusvalía.
le cortaron la lengua solo para callar sus palabras.
y el sombrero negro
era una excusa para merodear bajo el sol
entre angelitos culones
y viejas arpias.

jueves, 8 de abril de 2010

Las matemáticas del deseo

las matemáticas del deseo.
doce minutos
tres tragos fuertes
dos pases
una paja
cero amor.

martes, 6 de abril de 2010

Dos traguitos de tequila

Dos traguitos de tequila
una rayita
y las lengüitas ardiendo
dame limón
de tu boca arenosa
carne cruda
en la cena
de un libertino
enamorado
de la ausencia
arañando las paredes
de goce.
así mi amor, así.
dos traguitos de tequila
una rayita
y las lengüitas ardiendo.
dame tu leche
sangre viscosa
de mi deseo.

domingo, 4 de abril de 2010

Sabor a victoria

Una estela violeta rojiza

cola enloquecida

de un fuego artificial

estallando

en el corazón

de una luna llena y blanca

queso gruyere

del banquete

de la noche estrellada

en La Matanza.

El ácido lisérgico

nos cosquilleaba

en el cuello

a mí

y a mí hija

y los efectos efervescentes

del champagne

simplemente el deseo de

gozar

mientras estallan

en el cielo

fabulosos fuegos artificiales

multicolores

ruidosa

batería plebeya

de las guerras paganas.

La fiesta en la calle

la borrachera general

el correteo de los niños

el andar de las muchachas

y los muchachos.



No hay paz

pero

estoy en paz.

No hay humanidad

en el acto repetitivo

de la celebración

del tiempo lineal

y vacío,

pero me siento totalmente humano.

Será mi hija

drogada junto a mí

será su madre

dulcemente borracha,

serán los vómitos de los que colapsan

tan cargados de ira.

Escupo al piso

y la saliva

salta

golpeando

contra el piso.

Un leve río

de baba

brillante

luminosa

como estrella

caída.





Me gusta

el sabor

del ácido lisérgico

sabe....

sabe

a

victoria.

viernes, 2 de abril de 2010

Bola de fuego

Hoy le temo a la muerte

-maldita lucidez de la cocaína-

a pesar del abrigo del hogar

y las medialunas.

a pesar de las palabras

y los actos.

a pesar del amor

y la lujuria.

frío

final

para una bola de fuego,

soy frágil.

jueves, 1 de abril de 2010

No beso

Raúl le pregunto a Camila cuanto cobraba.
-50 pesos te la chupo y te entrego la colita mi amor. Y estiraba sus labios rojos carmesí, mientras con una mano toqueteaba la pija de Raúl.
-De acuerdo vamos.
Raúl y Camila caminaron una cuadra y media hasta el hotel alojamiento, intercambiando apenas unas palabras. Raúl pago al recepcionista quien le paso la llave, habitación 112 primer piso. Subieron por las escaleras y el culo de Camila, apenas enfundado en una tanga se le clavaba en la vista a Raúl quien simplemente lo toco con su mano mientras subían.
-Ya llegamos dulce, susurro Camila. Quien taconeo unos ligeros pasos hasta el borde de la cama donde dejo sus cosas hasta quedar en tetas y bombachita. Raúl se desvistió torpe y fue hacia ella en busca de un beso.
-No mi amor, yo no beso.
-Dame uno aunque sea.
Y le acerco la boca y con la punta de la lengua mojo los labios de Camila.
-No beso, no insistas.
Y forzándola con su lengua Raúl entro en la boca de Camila y sus lenguas chocaron. Camila intento sacarla con repulsa pero la presión de Raúl era más fuerte. Las bocas eran un colgajo de salivas entremezcladas. Raúl bajo hasta la bombacha de Camila y empezó a chuparle su enorme pene. –Slurp, slurp, slurp.
Camila lo miro. El culo de Raúl le resultaba atractivo. Le pidió que se pusiera en cuatro y después de un poco de saliva, se la puso de golpe. Raúl se sacudió y sintió un dolor agudo. Grito. Camila no se amilano y empezó a sacudirse contra Raúl. Su pija era un enorme puñal penetrando la piel de Raúl, que gemía y gemía. Acabaron.
Raúl acerco su boca a la de Camila en busca de un beso.
-Te dije que no beso cariño.
Raúl insistió en meter su lengua en la boca de Camila. Ella recibió la lengua y sin darle tiempo a sacarla la mordió a la altura del frenillo mientras sentía que la sangre de Raúl le bañaba la boca y los fuertes brazos de Camila lo inmovilizaban. De un brusco movimiento de cabeza Camila arranco la lengua de Raúl, mientras un rayo sanguinolento le salpicaba el rostro.
Ella escupió el pedazo de lengua, el se desvaneció entre estallidos de colores y un dejo de agonía. Ella contemplo belleza en la tragedia, él contemplo su propia fealdad como leña seca frente al espejo.

Semana santa -pasión, muerte, resurrección-

ueves santo,
la pasión,
descanso del trabajo
-maldita maldición bíblica-
preparo mi espíritu para las festividades.
vino tinto, seguro,
asado, tal vez,
cocaína, que no falte la del Diego,
vamos a tomarnos la mano de Dios.
Viernes Santo,
la muerte,
de resaca y sin dormir.
comer pescado
es el cuningulis matinal
con sabor a orines
a la chica que parlotea sus orgasmos
-¿será un castigo divino?-
solo espero desmayarme y no despertar.
El sábado es una laguna en mi memoria
y un agujero en mi bolsillo.
Domingo,
de resurrección,
fumando cogollo frente al sauce y la ruta,
vomitando la bilis de los días anteriores,
después de haber devorado carne de monaguillo
-me merecia mi huevito de pascua-
el semen de la religión no tiene gusto a nada,
es la nada misma viscosa
inolora
incolora
es como el triste rezo nocturno
del buen rebaño
a las puertas del matadero.