El bigote de gato se ha perdido oculto entre la luna roja y
las nubes.
La tormenta perfecta es un hastío, una última charla, el
suicidio de los gatos con capelinas.
El hombre tigre devora el corazón y arranca con sus uñas la
piel, dejando desnudos el hueso y las venas sangrantes, de la maricona
culisuelta.
Tempestades, maremotos, el agua contra las rocas destrozando
los cadáveres arrojados desde los aviones, en el sonido de las caracolas.
Las sabanas y los colchones, los cuerpos destrozados carcomidos
por los piojos y, las pulgas, un Stalingrado del amor.
Click-click de las agujas del reloj, cálculo del valor del
tiempo que todo lo destruye.
Una reja pintada de verde y un largo pasillo hacia la puerta
de dura madera. Toc-toc. Un silencio.
Fumigaron los jardines del amor y los gusanos vueltos
mariposas asesinan los sueños de primavera.