viernes, 8 de julio de 2011

ojos ciegos bien abiertos

Los ojos negros miraban fijo en el techo. Buscaban algo, una mancha, una sombra, una mosca, un cadáver, una escapatoria, un amor, una solución al hambre del mundo, la luna y las estrellas. Los ojos negros tienen fuego. Una pequeña boca carnosa los enjuaga con la lengua. Chispazos de piel blanca y sudor. Los ojos negros contemplan un pequeño infierno donde perecen las vanidades y las fantasías.
En el corazón de la historia, entre la figura sangrante de la guillotina con la cabeza de Luis XVI y María Antonieta cayendo al cesto y las hordas del Ku Kux Klan apaleando a un negro en Missisipi, alardea la felicidad de reinar en las esperanzas.
Los ojos negros se fascinan con la violencia y el orgasmo.
Son ojos ciegos bien abiertos.

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