viernes, 26 de junio de 2009

¡A las barricadas!


Un capitalismo en ruinas es nuestra ruina.
El conformismo esclavitud.
¡A las barricadas!
El tiempo es creación.
La libertad una conquista.

Los pies y el mundo


Ingresando en un no lugar.
Lejos del pasado y del futuro.
El presente se llama.
Lleno de ausencias.
Huyendo del hambre.
Con el corazón frío.
La libertad es utopía.
La felicidad mentira.
La revolución una batalla contra
La historia
-una vieja de mierda-

Sin labios rojos que besar.
Sin palabras valientes.
Sin enemigos a la vista.
O con su pie sobre nosotros.
Sin filosofía para explicar
El acontecimiento.
Los viejos olvidando,
Los jóvenes sin fuego.
Sin héroes.
Sin cobardes notables.

En la ruta,
Viendo la fila de camiones,
Los faroles,
Los pueblos perdidos,
Las estaciones de servicio,
Los árboles frondosos,
Las vacas sagradas de la Patria.

Mis pies descalzos
Contra el ventanal
Delantero del micro.
Me siento desmesurado,
No hay Dios.
Tengo el mundo a mis pies.

miércoles, 24 de junio de 2009

En el colchon


Amargado,
Luego del sexo con mujeres neuróticas
(Ojo los hombres son iguales)
Que solo quieren sorber tu sangre y tu semen,
Mientras te ahogan en sus brazos carcelarios
Diciéndote que estas obligado al amor.
Cuando uno solo quiere un buen polvo,
El olvido por tanto esfuerzo para sobrevivir,
Un porro que te relaje
Y una cerveza fría con papas fritas.
Pero terminas tirado
Sobre el sucio colchón de la existencia
Durmiendo la depresión
De no saber que es lo que viene.
Enamorado de ese sueño
Que se asemeja al costado más
Amable de la muerte.

martes, 23 de junio de 2009

Paciencia


Paciencia de hormiga comiendo a un elefante
-como decía Confucio-
La venganza es un plato que se come frío
-dicen los ingleses-
Tiempo siempre tiempo,
A cambio nuestra sangre.

No tengo plata para la renta,
No tengo plata para comer
Ni un plato frío ni uno caliente,
No tengo plata para drogas,
No tengo reloj.
No tengo siquiera un huevo duro.

El tiempo es un lujo con el que no cuento.
Tengo un enorme deseo de lucha de clases
Y una impaciencia
de elefante devorado por hormigas,
O para ser más urbano,
De hormigas en el culo.

lunes, 22 de junio de 2009

Gotas frías


Mirando hacia el cielo.
No busco a Dios
-su idea hace al cielo tan vacío e insoportable-
Esperando encontrar estrellas,
luna, sol, nubes, pájaros negros de mal augurio.

Recibo en cambio
el golpe impetuoso de las frías gotas sobre mi rostro.
Son golpes lacerantes de sueños que ahogan las pesadillas.
Caricias subliminales de los amores pasados y
de los romances por venir.
Continuidad lúdica de promesas
donde se refugian las fantasías,
Una mirada más allá del sucio sendero del laberinto.

Calderón decía "la vida es sueño y los sueños, sueños son".
Pensamiento reprimido lo llamaría don Sigmund Freud,
entre pase y pase de cocaína.
Despliegue pleno de la verdad y las formas el viejo Platón
Acariciando la pelvis de un muchachito desnudo.
Sueños de reinventar lo existente
En la piel y el corazón de la vida.

Los héroes no cagan


Los héroes no cagan

1
Él se encontraba desnudo como la piel desnuda de su amante, Zoila, aquella joven y hermosa morena que había conocido poco tiempo atrás, cuando se hizo presente en la casa del padre de ella para solicitar un poco de alimento y refugio para sus hombres. Desde el instante que la vio sintió una gran atracción por sus piernas largas y morenas descubiertas mientras ordeñaba un poco de leche y experimento en su propio ser la incomodidad de saberla mirando con la manera lasciva y penetrante de una persona excitada. Fue como una atracción animal, para decirlo de alguna manera, pura pulsión sexual, de alguien hambriento, que llevaba días sin dormir y sin bañarse en aquella calurosa selva serrana.
Zoila lo vio aquel día desde el banquillo en que ordeñaba la leche y enseguida sintió la fuerza y la atracción de aquella mirada penetrante que le estremecía el cuerpo. Aquel hombre joven con su barba crecida y su uniforme verde olivo raído y sucio la atraía y despertaba en ella el deseo de salir de allí corriendo para no mostrar la incomodidad que la situación le producía.
La primera vez no lograron hacer el amor, el cansancio y el hambre pudieron más y aquel hombre prácticamente se desplomo desnudo frente a ella. Pero aquella tarde en un lugar del viejo granero del padre, el hombre desnudo contemplaba sentado de frente con su verga parada el cuerpo tendido de Zoila, el brillo de su piel oscura en los matices de la luz que se colaba por las hendijas del techo y las paredes del granero. Ambos sudaban, pero el sudor de ella daba brillo a la piel morena. Ella estaba tendida sobre un brazo en el que apoyaba su cabeza y jugueteaba con el pie sobre el miembro erecto del hombre que la contemplaba con una mirada tierna y penetrante, correspondida por una sonrisa plena de la boca carnosa de Zoila. El hombre extendió su mano a la exuberante mata de pelo que cubría la pelvis de su amante, justo encima de una hendija jugosa que el hombre adivinaba con la punta de sus dedos. Zoila se puso en cuatro patas y acerco su boca al sexo del amante. Olisqueo primero. –Que asquito chico. Y luego comenzó a besar el miembro y a tragarlo una y otra vez, mientras el amante gemía contemplando el culo enorme que se meneaba frente a el, al final de la espalda arqueada de ella, que devoraba su miembro.
A un costado la ropa de ella y el uniforme de él, sobre una mata de paja el fusil Garand y la cartuchera con las municiones. La luz que se colaba por las hendijas, el canto de ciertos pájaros de la sierra como fondo, sus gemidos. Aquella tarde Ernesto acaba en su boca, agrio semen que la mujer traga y escupe en su mano para frotárselo en el pecho. Aquello era para ella el sabor de la despedida del amante.

2
Él pasa una vista de recorrida a su tropa. Lucían cansados y hambrientos. Zoila lo contempla entre la tropa, el se acerca y la besa, pinchándole la cara con los pelos de la barba. Ella no se molesta, le susurra –cuídate. Él le encarga que le cuide el burro, su compañero de tantas batallas, hasta que regrese. Zoila asiente sabiendo las órdenes que obedece, pues ella también es una soldado del Ejercito Rebelde y sabe lo importante que es tan solo un burro para la causa.
La tropa comienza así su descenso de la Sierra Maestra hacia el Escambray, donde deberá atravesar, ríos, selvas, pantanos, cultivos de azúcar, evitando los caminos donde el ejército les pueda tender un cerco, para unir sus fuerzas a las del Directorio Revolucionario cerca de Las Villas. Unir las fuerzas de la revolución según las ordenes de Fidel, para lanzar una ofensiva hacia La Habana y terminar con la tiranía.
Zoila siente una enorme tristeza. Siente que va a perder aquel compañero o en el combate o con las mujeres del llano, blancas y con educación, no como ella, soldado del Ejercito Rebelde, morena guajira de la Sierra. El sabor de su semen en la boca, un ultimo beso y un burro, son todos los recuerdos que tendrá para atesorar, de aquel hombre que la flecho con una mirada intensa, tan cargada de deseo que le hice sentir en todo el cuerpo el día que lo conoció, en un rincón de la Sierra Maestra.

3
Como en una cinta de cine donde todo va rápido se suceden en el sueño del hombre los días anteriores, el pasado veloz e inmodificable. Recordó su propia despedida hacia nuevos campos de batalla “En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.” De repente el hombre despierta sobresaltado de aquel sueño, se encuentra solo y maniatado, suda, siente el sudor que le recorre la frente y los dolores de sus heridas, siente un profundo dolor en el estomago, es hambre, aún antes de morir siente hambre, se huele sucio y suspira, él que siempre había estado orgulloso de su asquito, se huele sucio y suspira. Mira sus piernas heridas, ni siquiera unas botas cubren sus pies, tan solo unos cuantos trapos duros y sucios atados, siente el ardor inconfundible de las llagas. Contempla aquel sitio lúgubre, solitario, mira un pizarrón, sabe que esta encerrado en una escuela. Piensa por un instante en su sueño. Se pregunta incómodamente porque recuerda aquella despedida de Zoila cuando todo llega a su fin, cuando los compañeros están muertos o desbandados, siente el sabor amargo de la derrota pero recuerda y se dice a si mismo “qué importan los peligros o sacrificios de un hombre o de un pueblo, cuando está en juego el destino de la humanidad”. Sus heridas lo molestan, calcula que podrán hacer con él, quien se habrá salvado para reorganizar las fuerzas. Se pregunta sorprendido que será de Zoila y se enoja consigo mismo, intenta rebelarse contra ese pensamiento en aquel momento donde la muerte se aproxima, maldice por su hambre y vuelve a rebelarse contra aquello. El hombre cree que delira, que son la fiebre y el dolor quienes le presentan la mala pasada de distraerlo en este momento clave. Él que nunca identifico la derrota, más que en el abandono de la lucha, se debate entre aquel sueño y la urgencia de saber que seré del proyecto luego de su muerte. Nuevamente cae rendido al sueño. Aparece su viejo amigo Camilo, se le presenta riendo a carcajadas desde la muerte lejana y le habla:
-Amigo los héroes no tienen sexo, ni sueños carnales, no cagan, no cojen, no eyaculan. Solo tienen derecho al martirio y al sacrificio, el goce y las cosas mundanas de la vida no son nuestro privilegio. Nuestros pequeños secretos de la Sierra, aquellos actos pequeños y solitarios, que hacían que nuestra dura vida de guerrilleros fuera rozada por imperceptibles y secretas caricias, mueren con nosotros y serán sepultadas en los libros de historia, que solo recordaran nuestras hazañas y nuestra obra. No tenemos derecho a una humanidad plena, no seremos jamás amantes, ni cobardes, ni tendremos miedo, por más que vos hayas escrito como corrías cuando la balacera era intensa. Los héroes no corren, no temen, no tienen pecados, en tú caso te perseguira el estigma de Jesucristo, que se corrió dentro de María Magdalena, pero solo el martirio en la cruz y la superchería del milagro lo recuerda. Mira que paradoja chico, tu que eres un ateo y socialista, que desafiaste el dogma de aquellos burócratas gordos y sin vuelo, que hedían a alcohol y cobardía, que nos aconsejaban la actitud poco heroica de rendirnos luego de haber obtenido la victoria, tu que no supiste rendirte y exigiste un hombre nuevo, sacrificado y heroico, estas condenado a ser cristianamente sacrificado, para que aquellos que despreciabas cubran con tu nombre sus propias miserias y cobardías. A partir de la muerte no nos habremos equivocado, como tú que adorabas al “camarada” Stalin hasta que descubriste la farsa que aquella figura escondía. Nadie sabrá lo que pensabas cuando leías el libro de Trotsky que llevabas en tu mochila, ni que pasaba por tu cabeza cuando vagabas sin rumbo al frente de una columna diezmada y acosada, denunciada con temor por aquellos campesinos a quienes prometías la tierra. Nadie sabrá si pensabas que aquello era un error o si tan solo sobrevivías hasta que la revolución ganara a aquellos que te denunciaban desconfiados y temerosos de sus propias vidas. Mírate aquí, en el momento de la derrota, soñando tan humanamente en la piel morena de aquella guajira con quien te revolcabas tan carnal y calidamente en tus breves descansos de la Sierra y a la que diste en cuidado un burro como despedida. Hablando con un fantasma que regresa de la muerte para recordarte que somos hombres cuyo sacrificio responde a una causa que cada tanto exige ser regada con la sangre de revolucionarios y los tiranos, tal como decía aquel gringo Tom Paine o Thomas Jefferson, la verdad no recuerdo como no lo recordaras tu, que al igual que yo nunca quisiste a los gringos que hoy son los que deciden tu muerte.
El hombre encuentra tranquilidad en aquel sueño, esta extenuado. Duerme y sueña con una sonrisa dibujada en sus labios.

4
Hace calor en la Habana y Zoila duerme una siesta bajo el ventilador de techo, esta desnuda y en su cuerpo siente los calores de su sueño donde se recuerda desnuda en la Sierra. Recuerda la piel y los olores de aquel hombre, invencible para ella, que un día partió hacia la batalla y la dejara encargada de un burro, como orden de despedida.

viernes, 19 de junio de 2009

Sopa de orines


El Marques de Sade me pide
"un esfuerzo más"
desde la mirada moral que se disuelve
en aquellas babas perfumadas
del burgués en el prostibulo de la aristocracia.

Ellas jadean con sus pechos al aire
untados de joyas y semen viscoso.
Labios rojos en rostros palidos
culos carnosos enrojecidos
por azotes rabiosos
pagados a precio oro.

Carne de gallina del universo
sopa de orines
es la cena de los amantes.
la libertad, la igualdad, la fraternidad
el polvo de la Bastilla.

El divino Marques se aburre como yo
cuando la naturaleza nos tiende
la encantadora trampa del deseo
en la noche obscena de la razón

Siempre ebrio


Ebrio de vida.
Ebrio de amor.
Ebrio de lujuria.
Ebrio de subversión.
Ebrio de muerte.
Ebrio de soledad.
Ebrio de noche.
Ebrio de locura.
Ebrio de drogas y de alcohol
Ebrio, siempre ebrio,
o a lo sumo
con resaca.

martes, 16 de junio de 2009

Las barbas de Marx


Hurgando en las barbas de Marx,
Encuentro piojos, pulgas y ladillas.
Una densa mata de pelos blancos y rubios
Desde el mentón hasta el pecho,
Que cubre los labios de aquella boca
Que llamo a incendiar el mundo
Y rehacerlo en manos de los que trabajan.

Una barba que no tiene tres pelos
Pero si olor a tabaco y vino barato,
Opio y sudores de amor,
A comida rancia que come de a ratos
En un cuarto humeante y desordenado
De la Londres victoriana
Mientras su gigantesca cabeza
Trabaja sin descanso en la demolición del Capital.

Una barba que no es roja pero si desobediente
Para un corazón tan rojo
Como la bandera de los comuneros de París.
Inflamado por la critica “el cerebro de la pasión”
Y las arengas de insurgencias y
Revoluciones proletarias para terminar
Con el reino de la necesidad e instaurar
El reino de la libertad,
Como escribe su gran amigo y camarada
Federico Engels, otro barbudo importante y desobediente.

Vale preguntarse
¿Qué hubiera pasado si Marx y Engels
Hubieran sido afectos al barbero?
¿El materialismo podría pensarse como una filosofía
Del tocador entre peines y cremas de enjuague?
Evidentemente, la revolución,
no es un tema de peluquería.

miércoles, 10 de junio de 2009

Ay maldito amor


Me pediste el corazón y
Te lo entregue
Junto con la piel,
La saliva,
El sexo,
Los huesos,
Los labios y
El ultimo aliento
Del que fuera capaz.

Puse un cuchillo
en la yugular de la luna
para que sangrara y
no opacara tu belleza.
Me consumí las estrellas más brillantes
entre ácidos lisérgicos y
pases de cocaína
que oscurecieron el cielo azul nocturno.

Me pediste que me fuera y
Marche en la noche que
Yo mismo había apagado para vos
Hasta vaciar botellas y
Entregar el resto
Del corazón
La piel
La saliva y
los huesos
con los labios secos y
el aliento prestado
ante amores de un día y
cuerpos fríos como la nieve.

Me pediste la razón y
te la entregue.
Ay maldito amor.
Ahora camino perdido sin ella.

martes, 9 de junio de 2009

Jack Y Neal


El “American dreams” era entonces la guerra fría y el FBI y la CIA
alertando que los rojos cortarían el cuello de los EEUU y
el KKK azotando las espaldas de los negros así jamás osarían ser iguales.
Tratando de huir der allí,
Jack y Neal escuchaban bajo una luz tenue
Thelonius Monk.
Bebían whisky seguían el ritmo y las notas de Thelonius.
Jack, liaba porros.
Neal hablaba a ritmo enloquecido sobre las estrellas en las noches de México,
sobre los viajes de mezcal y peyote,
sobre la calidez de un cuerpo desnudo como compañía en aquellas tierras.
Jack pensaba como escribir poesía
de la misma manera que Thelonius tocaba el piano.
Como saltarse la rima,
las palabras que no brillan,
la metáfora adornada y
establecer ritmo y música,
sonido y furia, querido Faulkner se dice Jack.
Pensaba en el be-bop poético.
Neal soñaba despierto con absorber las vidas de la carretera
para estallar como un fuego de artificio.
Jack y Neal, se sentian ángeles caídos en el camino,
del “American dreams” del que buscaban huir a toda velocidad
contemplando las estrellas,
soñando la libertad como Walt Whitman,
desde Cadillac descapotable.

viernes, 5 de junio de 2009

Orgia de poetas


El viejo Bukowski esta borracho y me busca pelea. Yo también estoy borracho y le grito –que te pasa viejo de mierda. Me arroja su botella de cerveza a la cabeza, siento el golpe y caigo de culo. Me llevo la mano a la frente y mana la sangre sobre ella. Papá Hemingway nos observa riendo desde un rincón mientras le toca el culo a Catherine Hepburn, Bukowski le lanza un insulto desafiante, pero papá Hemingway esta cansado y prefiere el sexo húmedo de su acompañante a la riña con un par de borrachos.
Mientras tanto Henry Miller prepara tragos y come a escondidas, tiene hambre desde la vieja Europa. Burroughs se pega con Fassbinder un buen chute de heroína.
Kerouac le pide a Ginsberg una mamada, Ginsberg le dice no puedo y me la hace a mí que estoy tendido en el piso con la cabeza sangrante, de Kerouac se encargara Whitman quien tragara el semen de un Jack borracho y desconsolado. Se suman Rimbaud, Verlaine, Baudellaire, Manuel Puig, Genet, Garcia Lorca y no recuerdo quien más.
Vinicius mientras tanto baila samba con dos mulatas desnudas.
Improvisa -samba de los poetas, orgías de las letras, el viejo Bukowski lo empuja
-silencio gillipollas, y Artaud siempre volando, siempre en otra parte, se desnuda en la gran masa de cuerpos y pedos y jugos de la orgia.
Y el divino marques, con una sonrisa de diablillo dibujada en sus labios, azota cruelmente las nalgas blancas y desnudas de Anäis Nin.
Un grito desgarra el clima. Es el viejo Bukowski, ya no queda más cerveza.

jueves, 4 de junio de 2009

El pequeño saltamontes


David Carradine fuma opio apoltronado sobre un sofá chino en las afueras de Hollywood. El buen David es un hombre grande ya y los recuerdos sobre aquella serie de TV le revuelven el estomago. Una rubia siliconada yace desnuda frente a él que solo la contempla, como un objeto inanimado, igual que como contempla el plasma de fondo que repite imágenes de Kill Bill y al muy buen David le dan deseos de observar desnuda a Umma Turmhan untada en sangre. Vuela David, vuela y un rostro surcado de arrugas se piensa en un fumadero de opio en el barrio Chino, en la India camino a Katmandú, en los prostíbulos más exóticos de París, en una comuna hippie de San Francisco, en la edad de la inocencia cuando era Alicia en el País de las Maravillas charlando con los conejos.
David Carradine apura una pitada del opio de aquella enorme pipa de agua y la rubia siliconada se menea bebiendo cerveza frente a él. David desea una mujer capaz de partirle el corazón con el golpe revienta corazones de Pai Mei, tiene en cambio una cara rubia siliconada, con los ojos vacíos y un sexo frío. David se desvanece, como una imagen en blanco y negro, como un recuerdo inscripto en los pliegues de la cultura pop, como el sonido de una flauta de caña frente al viento, como un pequeño saltamontes que marcha hacia la nada.

martes, 2 de junio de 2009

Entraremos al bar


Entraremos en aquel bar
de cogotudos y oficinistas
beberemos sus happy hours
hasta quedar como una cuba.
Diremos groserías en los oídos
de las damas siliconadas
nos clavaremos unos gramos de cocaína
en sus mostradores
y romperemos todo al retirarnos
sin pagar.
Después volveremos a la noche
En busca de algo interesante
O simplemente del sueño.
Podremos dormir tranquilos.

Eras vos


Eras vos.
Te aparecias
entre un pasado de ruinas incomprensibles y
Un presente de catástrofes inevitables.

Sí, sí, eras vos.
No ya como promesa de libertad
Sino austada, abrazada a una mentira tan usada
Que ya no explicaba nada.

¡Ay mi corazón tirano!
Fue un sueño terrible volver a verte