sábado, 26 de mayo de 2012

Roque Dalton

Roque Dalton lleva una sonrisa en sus labios
-es un hombre feo, que ríe-
no va a ningún lado en particular
es un hombre
sin prisa y sin dios
que camina hacia la muerte.
Ella es una vieja conocida
-es la mueca de un dictador con el corazón frío-
Es decir
no es la primera vez
que se encuentran.
En una ocasión fue llevado al paredón
por un pelotón de fusilamiento,
esa vez fumaba
el que pensaba era su ultimo cigarrillo
-no iba a perder la calma frente a los esbirros de la dictadura-
sintió con angustia
el martilleo de las armas,
el grito de:
PREPAREN!!!!
del oficial,
cuando un oportuno terremoto
le permitió fugarse entre escombros
y volver a las tabernas
como un bebedor empedernido.
Solo en El Salvador podía suceder.
Pero este Roque Dalton
que camina
-sin prisa y sin dios-
hacia la muerte
-escoltado por un pelotón de sus camaradas
del "ejercito revolucionario del pueblo"-
va a morir por defender al panadero
Cayetano Carpio,
que acusa a la guerrilla y al PC
de traicionar la revolución salvadoreña.
(El poeta escribió:
"¿Qué hacer si sus peores enemigos son infinitamente mejores que usted?
Eso no sería nada.
El problema surge cuando los mejores amigos son peores que usted").

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