El adiós
es un ocaso rojizo,
un sol gigante
quemando los ojos.
Un mar moco verde
frío y distante,
donde se ahogo Alfonsina.
Pisadas frescas en la arena,
una caracola gastada.
Una avenida,
una calle,
un bar,
donde duelen los recuerdos.
Es el llanto cínico
y herido
de una vieja desesperada.
Es el estallido
ruidoso y lacerante
de secretos imperdonables.
Es un recuerdo
de amores rotos,
rosas secas
de un romance.
Una sombra
que desaparece.
Un fantasma,
en lugar del olvido.
El adiós
no es una despedida,
es un nuevo
principio.
3 comentarios:
El adiós
es un ocaso rojizo,
un sol gigante
quemando los ojos.
No puedo decir adiós si no cierro los ojos para no quemarme por dentro.
Tus heridas me queman.
no me dejes con esa sensación de poder quemarte mejo.
Lindo y sentido poema. Gracias por tu visita. Te invito a que visites mis otros dos blogs. Estrella Fugaz, y el Rincon de mis cachivaches. Te espero. Hasta pronto.
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