lunes, 7 de marzo de 2011

lectura del antidhüring

La muchacha
desnuda
boca abajo
sobre el sommier
su enorme culo al aire
los pequeños pechos
de duros pezones
sobre las hojas del libro.
El viejo Engels
desgrana en su Antidhüring
la sentencia firme:
el pensamiento
es un reflejo de la realidad.
Ella posa sus dedos
en el clítoris
y se masturba,
la calienta el viejo Engels,
lengüetea
el retrato
de larga barba del revolucionario
la pone obscena
la epopeya
de los cartistas
hierve con el sueño húmedo
de las comuneras
se hunde los dedos en la vagina
el culo se menea
goce
profundo
sabroso
uñas sucias
de sangre y mierda
del orden burgués.
Acaba.
Se lava,
se sonroja
subraya
con un lápiz
aquello del salto de la necesidad
a la libertad.