sábado, 4 de junio de 2011

un pequeño jopo

Estaba sentado junto a la ventana de mi cuarto. Frente a ella hay un gran árbol de tilo. De allí se desprendió un pequeño pajarito de plumas marrones, brillante, con un pequeño jopo y un gran pico. Picoteaba contra el borde de la ventana. Yo daba una pitada, tras otra a mi porro. Hacia frío, tenia fiebre y hambre y acababa de masturbarme viendo una peli porno donde un negro musculoso fornica -si, ya sé, es fea la palabra, pero no encuentro otra forma de expresión sobre aquello que había visto, sobre ruda crudeza del flirteo- con un rubiecito ingles largo y cachondo. A mi alrededor el desorden del cuarto y las paredes blancas, sobre la mesa un libro de Kerouac tocaba el culo de un Bukowski marica, mientras Rosa Luxemburgo reposaba sobre el pecho, de la Historia de la Revolución francesa de Kropotkin me increpaba. Frente a mí aquel pajarito de jopo y pico largo, entre mis dedos un porro ardiendo, en mi cuerpo el calor de una fiebre a la que extrañamente no le tengo miedo (supongo que decirlo y contarlo es un mecanismo defensivo de un enfermo crónico, no importa lo dejo así queda onda reviente o para parecer desesperado de atención, eso, eso, eso diría el Chavo, por ahí viene el asunto), en mi cabeza un pensamiento que iba desde como tocaría el violín Einstein, pasando porque tenia ganas de comer un sandwich de mortadela (si dejo mortadela sonara muy grasa?), hasta desembarcar en la idea de que había que discutir el programa del frente de izquierda con el partido obrero (lo debato ,lo debato y no logro resolverlo, lo dejo librado a la opinión del otro, esto es realismo socialista? Una irresponsabilidad política? Un justo ejercicio literario? Un gesto político? O no tener la más puta idea de que escribir y simplemente dejar que fluya?).
Abro la ventana para tirar un mendrugo de pan al pajarito, huye volando a una velocidad sorprendente, una ráfaga de aire helado me golpea en el pecho, toso, escupo, me lamento de la torpeza y de la vida, mientras imágenes de los mineros bolivianos descargando dinamita contra el ejercito me dibujan una sonrisa.

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