viernes, 10 de diciembre de 2010

La luna agradecio

En puntas de pie
decide romper
el silencio de la noche.
Revienta una botella de vino
sobre la pared
y los vidrios astillados
y el dulce aroma de la uva
modifican
el breve paisaje
de la decepción.
Borrachos
miran al corazón
del abismo
y solo encuentran
vacío y estupidez.
Una gran luna llena
apaga fría
los orgasmos
de la noche,
una luna torturada
por los malos poetas
y las soporíferas odas
de Pablo Neruda
yace
bajo la terrible dictadura
del sol
que insiste en reproducir
los fuegos
del infierno;
el cadáver
asiente el susurro de las las raíces
el peso de las avenidas
y el zumbido de los mosquitos.
Recostado
en sus puñales,
lamentando los huesos de los muertos
y el llanto de los sexos húmedos
de las amantes abandonadas;
donde los gusanos
sueñan con ser mariposas
y las larvas vivir
la gustosa vida del gusano.
Justo ahí,
en puntas de pie,
arrojada
la botella contra la pared
se hundió
la nostalgia en el olvido
dijo adiós
y se esfumo,
después del ultimo trago.
Sus palabras fueron
a la mierda con el amor
y con Neruda.
Y la luna agradeció
con una picara sonrisa.

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