martes, 19 de abril de 2011

un acto de guerra

Era un frío sábado otoñal. Lupe trabajaba ese día de conserje en un hotel de avenida de mayo y tacuari. llevaba una leve resaca de cerveza y tequila. Cuando entro por la mañana la mucama, una rubia misionera que se acostaba con don benito uno de los dueños, le dijo que habían entrado cuatro desalojados de bodegas giol que no tomara más pasajeros de desarrollo social y que por culpa de ellos el cuarto piso olía como una villa. Lupe puso cara de disgusto y callo su boca. Prefirió no discutir. Reviso las cosas de la conserjería y encontró en un cajón que el conserje de la noche había olvidado su pistola, una 32. la tomo, estaba cargada y con el seguro puesto. La dejo en su lugar. Afuera brillaba el sol.
Don Benito llego al hotel a eso de las 10 de la mañana. Un viejo con el pelo teñido de negro y cola de caballo que hizo su dinero trabajando de mozo en el waldorf astoria de new york. Un verdadero pelotudo para Lupe. El hombre comenzó su diatriba contra los villeros y advirtió a Lupe que no tomara más gente de desarrollo social. En eso un hombre mal vestido y con aspecto de estar borracho pregunto por uno de los pasajeros llegados de las bodegas giol. Lupe lo contacto mientras don benito le ordenaba a Lupe que lo hiciera aguardar fuera del hotel. Mientras esto sucedió llego don rodrigo en su auto deportivo amarillo chillón. Un viejo canoso y grandote. Cuando vio a los dos hombres, el con pinta de borracho y el joven pasajero enviado por desarrollo social en la puerta se apoyo sobre el mostrador de conserjería mirando a don benito sentado en el sillón frente al mostrador y soltó
-deberían venir un rato los milicos para limpiarnos de zurdos y negros.
Fue automático. Lupe abrió el cajón, tomo la 32, le saco el seguro y apoyo en un imperceptible movimiento la punta de la pistola en la sien de don rodrigo. Este dio vuelta su cabeza y el cañón quedo apuntando entre los ojos. Se le veía el terror en la mirada. Luego pensó que era un cobarde.
Pum. El disparo atravesó la cabeza del hombre y el chorro de sangre y la bala se incrustaron contra el vidrio de espejo junto al ascensor que se astillo. Don benito lo miro y antes de que pudiera pararse pum pum dos disparos en pleno pecho. Quedo sentado con la cabeza colgando. Lupe tomó el dinero de los bolsillos de don rodrigo y don benito y salio caminando de aquel lugar con la pistola en la cintura. Un griterio y llantos detrás suyo. Nadie se animo a seguirlo. Camino rapidamente por tacuari, yrigoyen, lima y se perdió en la nueve de julio. Sintio a lo lejos las sirenas y se sorprendió por su frialdad. Tomo un taxi hasta retiro.
Respiro hondo.
No lloró.
Entendió lo suyo como un acto de guerra.

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