sábado, 15 de agosto de 2009

Como tiburones hambrientos

La enfermedad establece una dictadura intolerable.
Para quien la padece es la tiranía de los dolores, los temores y los médicos.
Para quien acompaña el sometimiento perverso a la fragilidad del enfermo.
Lo digo con conocimiento de causa querida amiga.
Soy una persona marcada por el estigma de lo enfermo hace muchos años.
Siempre que temo a la muerte me aferro a quien tenga a mano para tolerarlo.
No tengas miedo.
La vida es esta desmesura de pasión donde tomamos por el cuello a la historia.
Devorémosla como tiburones hambrientos.
Dejemos el lamento en manos de las religiones.

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