martes, 11 de agosto de 2009
el mandato de los dedos
Los dedos por si solo teclean y teclean
Describen las variedades de verde de los árboles del parque
Que no le importan un carajo a nadie
Salvo a aquel que los mira absorto como si fuera lo único en el mundo
Como si fuera el culo sagrado de la virgen estilo J. Lo.
Mientras una multitud de turistas católicos se babean el agua bendita
Y un excéntrico guía de turismo les explica que la penetración anal
Fue el secreto del Espíritu Santo para mantener la castidad de María.
Eyaculan los dedos palabras
Como vergas de negros en película porno echando leche sobre la cara de una rubia.
Como el vomito blanco del niño sobre las tetas de la madre veinteañera
Que sueña con ser una rubia empapada en semen en una película porno
Mientras el marido oficinista la mira con cara de ternura y de calculo contable.
Malditos dedos que se sublevan al pensamiento
Haciendo de la materia una masa chiclosa y libidinal
Adicta a los nervios del asfalto cuando siente las pisadas de un borracho
Que botella en mano sonríe al sol y a si mismo.
Debaten mis dedos palabras sin sentido ni coordenadas.
¡Todos los negros tomamos café! Les dicta Bola de Nieve.
Al dedo índice que señala y masturba el clítoris enrojecido de la noche.
Yo no hago más que rendirme a sus impulsos.
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1 comentario:
Algo bizarro, con verdades...cual poema insurgente. Muy expresionista.
Saludos, Mait.
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