lunes, 1 de febrero de 2010

Capullito de alelí


Te escribí una vez
capullito de alelí
pero de las flores
no recuerdo su perfume
aunque si el hedor del alcohol
a las tres de la mañana
antes de la cicuta
creyéndome Sócrates
antes de la inmortalidad.
y es en una tumba
a ras del suelo
donde las raíces
de los alelíes
estrangulan mi cuello
y los gusanos
sacan buen provecho
de mis restos
hasta hacerse mariposas
que se posan en tu pecho
escotado
de viuda llorona.
siempre te quedo bien el negro
haciendo juego con
las mentiras.

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