jueves, 23 de septiembre de 2010

la psitola en la sien

Lito sostiene la pistola en la sien. Suda. Piensa. Ha tocado demasiado fondo y ya no aguanta tener los ojos abiertos. Sobre la mesa queda aun mucha cocaína y sus nervios están tan tensos que la idea del descanso no logra transmitírsela al cuerpo. Lito desea dormir.
Borrar de un plumazo
todos los dolores del mundo.
Las cicatrices
de antiguos amores.
olvidar el sabor
del lodo y la derrota.
cubrir en un jardín
de tulipanes,
las huellas
de las humillaciones.
Ya perdió la cordura. Su dedo juguetea con el gatillo. Su pulso tiembla tanto como su mandíbula esta apretada. Lito se repite que ya conoció este camino, pobo estas drogas, sufrió la agonía del ego. Ya le entrego su oreja a un amor despectivo. Ya no sueña victorias. ¿Por qué seguir?. Lito mira por última vez la mesa. Antes de volarse la cabeza Lito quiere un ultimo pase. Separa grosso modo una gran línea, jala. Tiene las entradas de la nariz con moco blanco duro. Deja el arma de lado. Quiere tomar más cocaína.
Embriagado
coquetea
el barco
con el abismo
y las estrellas.

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