Muchas noches me encontraron huyendo
paranoico por las calles de Constitución.
Iba en busca de calma o de algún momento
fugaz y extraordinario.
A cambio solo conseguía sexo.
El morocho alto de Barracas,
El otro que venia a casa y me meaba encima
Y después hacia que le chupara la pija.
La travesti que me invito a su hotel
Y se me brindo vestida de encaje rojo de manera
Tan caliente y cariñosa.
El coito con viejas amigas para lograr el acto del olvido.
Pero yo buscaba amor, drogas, algún bar decente,
La contemplación fría del suicidio,
La enorme fuerza de la crueldad del poder
O un rostro de lo humano en aquellas esquinas de la Ciudad.
A cambio me embriagaba y caminaba enloquecido
Lucido y frio
Hacia ninguna parte.
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