Orion ardia. La libertad ardia.
Y el beso se deslizaba por detras de los andenes,
saltaba rieles, lluvias, ventanillas,
sudor agazapado.
Las ultimas visiones de Prometeo encadenado.
Beso de mandragoras y vinagres
al final de los vagones iluminados por la siesta.
Volaban voces, brazos, soldados, mujeres y ancianos
corrian cerca del puesto de diarios
y la boleteria,
como huyendo de bombas incendiarias,
el silbato del tren
la marcha del monstruo casi humano
dormitando en las cavernas,
aleteaban palomas su herrumbre de los techos,
el vapor de la maquina de cafe olia a baño tapado,
habia pedazos de niños detras de las columnas pervertidas
escaleras abajo,
los fantasmas caian como moscas,
mientras mi boca se iba a pie, tras tus pasos,
tus piernas, la voz en off que marcaba la proxima estacion.
En la hendidura de los labios
se espantaba la muerte por un buen rato
y la cumbre inevitable de tu lengua,
ese dulce nectar envenenado de catastrofes,
desparramo como aguijones el pequeño refugio
de la condicion humana.
2 comentarios:
Qué maravilla Ateo, me has dejado auténticamente sin palabras.
Desde mi punto de vista, el arte es Arte en la medida en que es capaz de emocionar a los que lo contemplan o lo perciben a través de sus sentidos.
Una comunión entre quien lo crea y lo recibe, y en tanto en cuanto se produce es unión común el Arte es mayor o menor.
Tu estás consiguiendo esta comunión. Ese contacto que roza entre tu yo y el yo de los demás.
Esta unión espiritual que traspasa el espacio y el tiempo.
Te quiero Ateo
Gracias mejo por el elogio pero en este caso corresponde a Lidia Fernandez, que es la autora del poema y yo se lo publique.
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