jueves, 31 de diciembre de 2009

Los piojos y las guerras


Los piojos y las pulgas
de Buenos Aires
París
Estambul
viven de la misma manera
alimentándose de la sangre y los fluidos
de los perros y
los hombres
que viven en pocilgas
bebiendo
noche tras noche
esperando encontrar
en el reflejo de alguna estrella fugaz
en los garabatos de un poema
en la larga espera del amante
pendiente de todos los pasos
en la entrada
donde cada tac tac
implica un sobresalto
y el amor no llega
aunque lleguen los amantes
y la suerte esta echada
soñando la vida
dentro de un pozo ciego
o peor aun
forzados a la felicidad.
El perro
ciego al dolor humano
solo desea su
platón de comida y agua
y un árbol donde poder cagar.
Los piojos y las pulgas que aquejaban
al VI Ejercito alemán
en las estepas del Volga
¿se alimentaban de la sangre
congelada de los cadáveres
destrozados por el obús?
Seguramente el general
Von Paulus que se bañaba y cambiaba
dos veces al día con pulcritud
estaría libre de piojos y pulgas
en su marcha militar
hacia Stalingrado
donde callejuela por callejuela
los empiojados y empulgados
soldados
del Ejercito Rojo
combatían con fiereza
a los empiojados soldados nazis.
En fin,
Los piojos y las pulgas pueden
con los conquistadores,
los valientes y
los desesperados
tanto como el amor
y las guerras.

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