jueves, 5 de febrero de 2009

El filosofo y las tetas


El me dijo soy filósofo. Y hundió su nariz en el espejo de una manera tan vulgar y viciosa como cualquiera de los que ahí estábamos. Y me cito a Hegel en el espíritu de un pueblo. Nietzche y su voluntad de poder. Bergson y su filosofía de la risa.
Kant, Heiddeger, Marcusse, y hasta el viejo Spinoza fueron objeto de la observación del filósofo, mientras contemplaba las tetas enormes de la chica de rizos que decía a todo que interesante, con la misma lascividad que cualquier hijo de vecino.
Y luego de otro sniffe provino el silencio, calmo y virtuoso, del filosofo y chica de rizos y tetas.
Ese momento fue lo mejor de la noche.

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