lunes, 29 de marzo de 2010

Los restos de nuestros dias

Me dijeron con tono demandante

y con una bronca que salía desde las entrañas:

te odio,

todo es tu culpa,

lo que necesito es paz y tranquilidad.

Y aquí estoy yo,

solo nuevamente,

desgarrado y mirando expuesto

el producto de la tranquilidad

que no me contiene.

Me dijiste paz

y contemple el cementerio

deseando no encontrar los restos

de nuestros días.

1 comentario:

Nora Elena Dominguez dijo...

Me gusto mucho este poema.

Y por esas cosas que tienen los dias. Me senti triste y otra vez la angustia. A veces se dice lo que nunca se quiere decir. A la verdad le ponemos otras palabras.
Otros sitios. El miedo a la muerte
es tan punzante que terminamos agarrando cualquier zancadilla.
Cualquiera, para preservar el afecto,y mantenerlo querido intacto, sonriente.Para cuidarlo, protegerlo de una realidad que avanza.
A veces, querido amigo. Actuamos
como enemigos intimos.

No voltees la mirada.
No mires hacia alla.
No veras paz, ni tranquilidad.
No veras restos de dias.

Solo veras silencio.
Solo veras la estupides humana
Fragil. Temerosa. Borrada en su risa.

Mira a tu costado. Busca en tu bolsillo.
Ahi te espera una sonrisa entre las
escasas monedas.
Mira la silla que tienes justo al frente y me encontraras sentada.
Whisky en mano. Cigarrillo en la otra.
Mano libre para acariciar tu frente.
Mira hacia un bar y te estare esperando con un café humeante.
Mira la pared. y alli estare desnuda. Mirandote.
Espectante
Mira la mesa y ahi estoy aspirando
una linea alita de mosca.Maravilla del mundo.
Fijate en la calle. En la avenida y me veras llegar. Con la sorpresa del libro que esperabas conseguir.
Una sonrisa nos sorprende. La ternura se ubica en el cemento.
No hay tiempo.Recorramos las calles. Prendamos guego a las iglesias. Tiremos las piedras. Armemos barricadas.Y en descanso tomemos un vino. Comamos pan y queso.
Esos serán... ¿buenos dias.?