sábado, 23 de octubre de 2010

chamuya

Los ojos del búho sospechan que la noche conspira contra su canto,
los ratones del albañal son avisados del peligro.
(Chamuya la tilinga sobre la sociología de Weber).
Escupe sangre el boxeador hacia el rincón, no le queda ni el banquito
(y Ringo se ríe mientras ajusta su pistola al cinto morir cocido a tiros
rescatando a una puta).
Lengüetea los huevos de Capote un preso a punto de morir,
(es bello y su sangre fría).
Ojo por ojo, dice el tuerto, pero, en este caso,
el ciego es rey.
(Chamuya el filosofo de las tiras que el hombre es el lobo del hombre)
Y el pato Donald caga con cada paso un pedazo del imperio
sobre los sueños de los niños abusados.
(las manos de Disney son tan frías como un freezer y la muerte)
Ratzinger declara la santidad del nazismo y al aborto como obra del diablo;
lo dice en latín y de espaldas a los feligreses como en los viejos ritos cristianos.
Ella, que era la valquiria de las orgías,
que tragaba el semen del sol y jugueteaba con el clítoris de la luna,
ella que hacia ruborizar al mismísimo marqués de Sade,
es ahora un ama de casa;
él que era un gran revolucionario y soñó estar sembrando las flores del mal,
es ahora un triste docente que enseña a ser sometido;
mientras tanto Tony Montana predica el evangelio de los alcahuetes y arrepentidos
(pasión abolicionista del éxtasis, lo llamaría el poeta Néstor Perlongher)

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