martes, 30 de marzo de 2010

Luces

-Ay Aníbal, si supieras lo triste que me pone saber de todo tu dolor. Te juro, trato de escudriñar en tus razones, de pensar el mundo como un enorme agujero negro donde Dios deposita su mierda. Pensar en la ciudad como la tapadera de la moral y la fábrica de la infelicidad. Te juro que lo intento, pero no me sale.
-Tu problema Martina es que simplificas todo. Para vos hay blanco o negro. Donde vos decís que yo veo la cagadera de Dios -aunque en realidad yo niegue a Dios, niegue la idea de una fuerza mágica que nos precede y formatea- vos ves el resultado de la lucha entre el bien y el mal. Ángeles y demonios. Moralidad e inmoralidad. Industria y vagabundeo, así simplificas las cosas Martina. Se te pierde el mundo, se te pierde de vista la vida misma. Sos ciega linda, aunque esos terribles ojos oscuros digan que tu mirada petrifica a las piedras, son ojos que no ven. Es algo que hay que corregir.
Y sin darle tiempo de reacción a Martina, Aníbal saco su sevillana y abanicándola frente a los ojos de Martina hizo estallas sus globos oculares. Los ojos negros dieron lugar a un mar de lágrimas de sangre y los gritos de dolor de la mujer.
-Así es Martina, este dolor que desgarra, esta oscuridad que te regalo, es más luminosa que toda tu vida.

1 comentario:

Nora Elena Dominguez dijo...

"Esta oscuridad que te regalo, es mas luminosa que toda tu vida".

Este relato breve. Es magnifico. Realmente maravilloso. Un dialogo tan real. Tan contundente. Acertado. Efectivo. Que mas decir.
Buenisimooo!!!.

Ver no es saber mirar. La mirada lo es todo. Es observar, sentir. Vivir. Poder cambiar lo establecido en normas y formas.

Recorde esa frase del Principito. Lo esencial es invisible a los ojos. Frase que no se porque causa, detesto. Me recuerda a esos posters melosos. obvios. de Benedeti y Neruda.Sin esencia. Sin vida. Colmadas de nada. De vacios espacios de sangre y semen como diria Vinicius.

El final brillante. Una frase para nunca olvidar. Para que se nos apegue en la mirada.