sábado, 16 de enero de 2010

Letras robadas


No soy Kerouac en la Ruta 66
gritando enloquecido
“amo el amor,
pero más amo
el extasis de la mente”
ni Burroughs picandose
con ardientes amantes en Tanger
comprendiendo que el lenguaje es un virus.
Jamás me vere cerca de Faulkner
imaginando el sonido y la furia
y el pasado oscuro del American Dreams.
Ni compartire con Bukowski
una cerveza fría y una pelea
en los suburbios de Los Angeles
para robar rosas en la avenida de la muerte.
No podre nunca admirar el meneo
del culo de una garota de Ipanema
junto a un Vinicius borrachisimo
pidiendo a los gritos una poesía cargada
de sangre sudor y semen.
Ni nadare en el mar moco verde de Irlanda
al lado de Joyce
lamentandose por la historia.
Nunca tendre el gusto de aparecer
en la obra de Arlt
como uno de sus siete locos
dispuestos a incendiar el mundo.
Ni besare los labios afinados de Rimbaud
mientras desafia a los poetas.
o sentire en mi boca los huevos
de Walt Withman
soñando con la libertad.
Jamás podre salvar a Artaud de los electroshoks
por haber denunciado con vehemencia
a los poderes establecidos
o poner a resguardo de los fascistas
al hermoso Federico entre mis sabanas.
Ni tan siquiera caminare al paredon,
junto a Roque Dalton,
para ser fusilado por “camaradas”.
Mis palabras
pequeñas pobres y plebeyas,
una queja a las vidas que no viví,
son letras robadas a su memoria,
en los senderos de la muerte.

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