Lo que más amo es acariciar con mi fría uña los cuellos largos y salpicarme de sangre azul. Entonces le encuentro sentido a mi existencia. Soy Madame Guillotina.
Tanta sangre roja, tan poca de la azul. Es en esos momentos, cuando boca abajo esperamos el acero frío (frío hasta el sutil corte porque luego ah! la gloria del no existir) que la sangre pierde el color al mezclarse con la tierra. Muchos inocentes, muy pocos culpables. La tierra grita por justicia mientras casi sin querer borra las huellas de nuestros pecados.
3 comentarios:
Tanta sangre roja, tan poca de la azul. Es en esos momentos, cuando boca abajo esperamos el acero frío (frío hasta el sutil corte porque luego ah! la gloria del no existir) que la sangre pierde el color al mezclarse con la tierra. Muchos inocentes, muy pocos culpables. La tierra grita por justicia mientras casi sin querer borra las huellas de nuestros pecados.
Un saludo,
Y nada más lindo que una guillotina en tiempos franceses. Cuanta belleza.
.. es bello.
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