domingo, 23 de mayo de 2010

Divino Mozart

Divino Mozart
como soy ateo
no creo que fluya el dictado del cielo
entre tus notas.
Ni que los ángeles caídos
se hayan prestado al coro
de tu Réquiem.
Si pudiera colocar mi mano
en el centro mismo de la belleza
en el corazón negro de la muerte.
Sumergirme allí
en la húmeda vagina
de los lupanares de Turquía.
Ay estupido Salieri,
no era el instrumento de Dios,
(papagino
papagina)
era simplemente
el genio humano
embriagado.
Una ironía de la belleza.

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